Lanzo quejidos de molestia, cuando me desprenden con brusquedad las sábanas, ocasionando que me impacte la luz que entra por la ventana de la habitación, a las cuales les quitaron las cortinas.
Ay, no otra vez. - pienso para mis adentros.
- Tengo una duda Izan, a ver si me la puedes aclarar... - oigo la voz de Arwen, mientras aún trato de adaptar mi vista al entorno que me rodea.
Debe ser temprano en la mañana, porque aún tengo muy presentes los efectos de la resaca, que no se me han mermado. Hasta pasado el mediodía que no suelo volver a ser una persona. Claro, hasta que empieza a oscurecer un poco y suelo marchar de nuevo al club. Es como una especie de circulo vicioso.
- ¿Qué acaso la falta de cerebro deja el espacio hueco de tú cabeza, para que las cosas te entren por un oído y te salgan por el otro? - continúa mi tía, reprochándome, parada en la punta de la cama.
- Arwen, es temprano, y me duele mucho la cabeza. Ahora no fastidies. - me quejo. - No necesito la segunda parte de tu discurso de ayer.
Siento como si tuviera un taladro en la cabeza, que me da con todo en el cerebro. Además, me duele todo el cuerpo, en especial de espalda. No lo recuerdo, pero algo me dice que tuve una noche del demonio.
- Oh no, Renn paso a tener cuatro hijos. - murmura Nikolai, en la punta de la habitación, observándome.
- ¿Qué carajos has dicho? - me pregunta con voz brusca, por lo que regreso con más atención mi mirada a ella. A su lado está Cassian. - Te reto a que te atrevas a repetirlo.
- Eh... - tartamudeo.
- Amor, obviamente está con resaca. - sale a mi defensa el tío Cass. - Su cerebro solo dice estupideces.
Ella me observa pensativa, aún con su ceño fruncido. La severidad de su mirada desaparece, y se relajan esos ojos de color hielo.
Alabado sea Cass.
- En ese caso, que bueno que tome la decisión de vetarlo de todos los clubs de la ciudad. - continúa hablando Arwen.
- ¿¡QUÉ!? - exclamo incrédulo. Debo haber oído mal.
- Me has oído. Tienes prohibido entrar a alguno, incluso los que no son nuestros. - reafirma. - Prenderé fuego el lugar que se atreva a servirte siquiera una pequeña gota de alcohol.
Esto tiene que ser una maldita broma.
- No puedes vetarme de "Pecado Original", ¡ES MI MALDITO CLUB! - exclamo molesto, sentándome de golpe. - ¡Yo le di la vida!
- Vas a poder seguir entrando, no soy tan cruel, pero todos tienen la orden de que si pides algo para beber te den agua.
- ¿Y dices que no eres cruel? - inquiero con sarcasmo.
Vuelve a fruncir el ceño molesta. - Después de lo que me has hecho anoche, agradece que aún estés en la cama y no colgando de cabeza en el techo. La que, por cierto, era mi primera opción. - sentencia. No puedo evitar mirar a Cassian de reojo. - Si, así es, él intervino por tú pellejo. A la próxima, te hará compañía. Así que yo que tú, comienzo a comportarme.
Oh mierda. Esa estúpida cena. Lo olvide por completo, aunque siendo honesto no me interesaba en lo más mínimo. Desde un primer momento me di cuenta de que esa una idea de los más ridícula. No veo porque debía ir si no estaba de acuerdo, no soy un niño que debe ir a dónde lo llaman.
- ¡Deja de tratarme como a un niño! - exclamo furioso.
- ¡Entonces deja de comportarte como uno!
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El legado de la Mafia (Mafia Marshall V)
Romance*SPOILERS "HIJO DE LA MAFIA"* Izan Marshall ha tocado fondo, luego de perder aquello que más quería. Con el corazón roto y desmotivado cree que nada más volverá a producirle alguna clase de emoción, hasta que entra en su vida Atlas Hyun, el heredero...