Capítulo 5

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Luego de que Astor me obligara a desayunar una taza de café y una fruta, nos dirigimos hacia dónde está la morada, el lugar físico de nuestro clan. 

Me freno en seco cuando se dirige hacia la biblioteca. Él se percata que me detuve y se gira hacia mi. 

- Volvió a su lugar original. - me informa. 

- ¿Qué? ¿Cuando? - pregunto sorprendido. 

- Eh... hace unos... tres años. - responde. 

¿¡Tres años!? Oh diablos. 

Lanzo un quejido. - No puede ser cierto. - hablo molesto. 

- Es el maldito lugar más seguro de la casa. - replica enojado. - No estuviste ahí, así que te acatas a las decisiones que tomamos los otros. - sentencia con voz firme. - Así que no empieces con tú mierda, que es temprano. - se vuelve a dar la vuelta y sigue camino.  

No puedo evitar sorprenderme de su forma de hablarme. Antes nunca se había atrevido a contradecirme de esa manera. Algo que me dice que serán muchas las cosas a las que tendré que adaptarme.  

Voy detrás suyo, entrando a la biblioteca, aquel lugar que solía ser solo mío, al que consideraba como una especie de santuario para mi. Todo sigue igual, parece ser que es el unico lugar en el que no han cambiado las cosas. Mis libros siguen en sus estantes, ordenados de la misma manera, pero sin una mota de polvo. El piano sigue en una esquina, reluciente. 

Un sinfín de recuerdos me invaden. Todos con él. Y de los tantos acercamientos que tuvimos en este lugar. Eso logra que se me retuerza el corazón. Porque lo siento tan cercano, cuando en realidad fue hace tanto tiempo atrás. 

Nos metemos por la puerta secreta que lleva a la morada. 

- Arwen le tuvo que mostrar a Jackie Chan dónde es nuestra base. - me informa Astor, mientras nos adentramos. 

- ¿¡Qué!? - exclamo con fastidio. 

- Lo sé, lo sé. - sigue. - No me fio para nada de él, así que hay de tenerle un ojo en encima. 

- Arwen me ha encargado esa tarea. - menciono. 

Astor se detiene y se vuelve hacia mi. - Escucha, si es demasiado para ti, yo puedo...

- No te atrevas. - sentencio molesto. - No te atrevas a darme ese trato especial. Se que llevo unos años desconectado de todo esto, y luzco como la mierda, pero sigo siendo Izan Marshall Markov. Así que no vuelvas a mencionar algo como eso, que no necesito que me sigan sacando más cosas. 

- Bien. - responde tajante y retomamos el paso. 

El angosto pasillo finaliza y se abre en el enorme espacio dónde se encuentra nuestra base, la cuál ocupa todo el perímetro de la casa, en la parte subterránea. Lo construyeron en la época de guerra como un refugio antibombas, es por lo que es el lugar más seguro que conozco. Sin embargo, los fundadores del clan Markov fueron los que se encargaron a convertirlo en lo que es ahora. Le pusieron paredes divisorias, para que cada área tenga su espacio... la sala de reuniones, dónde entrenamos, la sala de informatica, una de descanso junto con la pequeña cocina, también dónde guardamos nuestros armamentos, y otra habitación especial a prueba de todo, por si nos traemos algún prisionero. 

Observo con atención todo a mi alrededor, y se ve a los miembros del clan, cada uno en sus actividades. Entrenando, limpiando los armamentos, los que no paran de teclear en sus computadoras. Todo parece en armonía y sincronía. 

Siento la mirada de Astor sobre mi. Y lo conozco demasiado bien como para saber que es lo que piensa. Espera mi aprobación. Aunque como si la necesitara. De todos modos, se siente reconfortante saber que para él mi opinión sigue valiendo a pesar de todo. 

El legado de la Mafia (Mafia Marshall V)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora