Capítulo 42

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Astor

Ya es de tarde cuando terminamos nuestro entrenamiento diario con Lari, Milo, Dexter y Emiko. Estamos terminando de estirar cuando la mayor se para del piso cubierto de colchonetas. 

- Vamos Lari, que se nos hará tarde. - anuncia con esa voz firme y autoritaria, tan característica de ella. 

- Está bien... - se para la colorada con desgano. 

- Uhuh, noche de chicas. - menciona Milo con una sonrisa pícara, moviendo sus hombros. - ¿Podemos ir? Nos portaremos bien. 

- Eso depende... - habla Lari. - ¿Están dispuestos a ponerse pelucas y vestidos? 

- ¿Acaso tengo que recordarte la noche del karaoke? 

- Agh, por favor no. - se queja Emiko. - Que sigo teniendo pesadillas al respecto. Además, iremos a cenar con nuestro padre. - agarra el brazo de su hermana y se la lleva consigo. - Adiós, espero no verlos en lo que resta del fin de semana. 

- Ella sí que nos quiere. - menciona Milo al quedar nosotros tres solos. - Siempre me conmueve hasta las lágrimas su amor hacia nosotros.

- Al menos dejo de mirarnos de aquella forma en que lo hacía al principio. - agrega el rubio. - La primera vez juro que pensé que iba a arrancarme los ojos para hacerlos llaveros. 

- Conociéndola, seguro que esa idea se le paso por la cabeza. - comento parándome.

- ¿Siempre ha sido así? - pregunta Dexter en un susurro. Lo observo, y noto la curiosidad en sus ojos. 

- No. - respondo. Hago una pausa. - Solía ser una de esas chicas mimadas, adictas a las compras y a las fiestas. De hecho era muy divertida, y encantadora. - sigo. - Pero cambió drásticamente luego de la muerte de su madre. 

- Oh vaya... - susurra Dexter apenado. 

- Si, no la imagino siendo divertida y encantadora. - agrega Milo. 

- Olviden que hablamos de esto, y no lo mencionen. Nunca. - sentencio. - Porque va a matarme, pero primero me hará sufrir sin piedad.

- Esta conversación me ha dado escalofrío. - dice Milo. - Vamos por una cerveza. Ya que a Ross y Stellan le toca hoy la guardia, tengo pensado emborracharme.  

- Iré a cambiarme de ropa. - digo. - Pero nos vemos en la entrada en 20 minutos. 

- Aguarda. - me interrumpe Dexter. - ¿Qué acaso tú no tienes la cena con el Hyun menor? - pregunta extrañado. 

Lanzo un quejido al recordar que quede con el puberto hoy a la noche, luego de que Izan me amenazara con perforarme el cerebro de un balazo si no cumplía con lo que le prometí. No tendría que haberlo llamado por su cumpleaños, tan solo le hubiera mandado una tarjeta de felicitaciones hacia Puerto Rico. 

- ¿Podrías no decirlo de ese modo? - hablo con fastidio. - Ya de por sí siento que estoy por salir con un adolescente, para que tú le digas el "Hyun menor". Estoy a un paso de ser considerado un pervertido. 

- ¿Qué no tiene 20? - pregunta Milo. 

- ¡Menuda diferencia! ¡No deja de ser un niño! - exclamo irritado. - ¿Mi consejo? No tengan hermanos. Van a estar mejor así.  

- Oye, velo de este modo... - comienza a decir el rubio con esa sonrisa encantadora de galán. - Si necesitas un riñón, Izan te debe una. 

- Créeme, no lo vale. - hablo tajante. 

- Pero bien que accediste. - menciona Milo pícaro. 

- Si, porque el desgraciado de mi hermano conoce cada uno de mis malditos secretos y amenazo con escribir un libro al respecto. 

El legado de la Mafia (Mafia Marshall V)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora