El legado de la Mafia (Mafia Marshall V)

Capítulo 48

Atlas

Hace un mes atrás...

Los cuatro estamos en la habitación del hotel, donde se están hospedando la gente de nuestro clan desde que estamos en la ciudad. 

Acabamos de llegar luego irnos de la residencia Marshall, después de que nos descubrieran la mentira que ideamos con Izan para irnos juntos de viaje. 

Quien iba a decir que hasta hace unas horas atrás estaba en el mejor momento de mi vida, junto a la mejor persona que he conocido, y que todo haya sido opacado por mi padre. Como siempre. 

- ¿Qué tan malo es? - le pregunto a Jiho sentado en el borde de la cama, jugueteando con mis manos nervioso, y mi pierna repiqueteando ansioso. 

Este menea la cabeza, apoyado contra la pared, cruzado de brazos.

- Se está impacientando. - responde. - Cree que se están tardando demasiado, y que eso no puede ser bueno. Se suponía que iba a ser algo rápido.

- Si, bueno, las cosas no siempre salen como uno lo espera. - digo entre dientes, irritado.

- ¿Nos vas a decir de que va todo esto? - pregunta Suni parada enfrente mío, también cruzada de brazos, clavándome esa mirada escalofriante.  

Ella y Jiho son tan iguales. Con una unica excepción que mientras que mi hermana es explosiva, su prometido es más sereno. Son tal para cual... 

- Y quiero la verdad, Atlas. - agrega tajante. - Porque me has estado mintiendo todo este tiempo.

- Vas a querer apuñalarme cuando te diga la verdad.

- ¿Cuándo no quiero apuñalarte?

Ja. Buen punto. 

Lanzo un largo suspiro, como si así pudiera quitarme el malestar que siento desde que me percaté de que mi padre está por venir.

Una parte de mí, durante estos meses que he estado aquí, me he olvidado por completo de todo aquello que vengo acarreando en mi espalda. Fue como si hubiera borrado todo el pasado, y comenzará de cero una nueva historia, con Izan.

Levanto la vista y la poso en la de ella. Mis ojos me arden de querer reprimir las profundas ganas que tengo de llorar.

- Me enamoré de Izan. - digo en voz alta.

Oh... y que bien se siente decirlo. Es como si se me hubiera ido el gran peso que sentía sobre mis hombros. 

Suni chasquea la lengua y niega con reprobación. - No puedo creer que hayas caído... - dice firme. - ¿¡Acaso no te he enseñado toda nuestra vida que tenemos que dejar morir nuestras emociones!? ¡Solo así nadie puede lastimarnos! ¡Ni siquiera él! No mientras crea que nada, ni nadie, nos importa. ¡Le has dado un arma contra ti! 

- ¿¡Crees que yo busque esto!? - exclamo furioso, parándome de golpe. - ¡No entraba en mis planes enamorarme tan profundamente de él! - grito con mis ojos llorosos. - ¡Simplemente sucedió!

Suni suspira, intentando calmarse. - Atlas, escucha... 

- ¿Acaso tienes idea de lo que le hará papá si se entera? - me dice Jun, interrumpiéndola, con su semblante firme, sentado en el borde de la cama.

Siento como si me retorcieran el corazón. - Lo sé... 

- ¿Y cuál es tú plan? ¿Huir con él? - inquiere mi hermana. - ¿O te crees tan iluso como para convencerlo de lo contario? Todo sabemos que tienes el pene de oro, pero no sé si lo suficiente como para que acepte que tengas una relación con el chico Marshall.