Diez, cincuenta y cinco

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Dormí como un lirón, a pierna suelta y babeando la almohada para mayor detalle. Finalmente conseguí el descanso que tanto habían anhelado mis huesos. Gracias a eso ni siquiera necesité ponerme el corrector de ojeras para mi brunch con Imra. Bastó con darme unas suaves pinceladas de maquillaje, muy sutil. Casi haciendo el efecto de cara lavada. Me pasé un rato largo delante del armario hasta decidirme por la ropa que llevaría. Tras varios cambios de vestuario, el modelo ganador fue un vestido de primavera con algo de vuelo en su falda, conjuntado con una chaqueta de punto crema y unas bailarinas. Lo que yo denominaba ir "arreglada pero informal"; cómoda y práctica a la par que algo más elegante de lo normal. Llegué a la cita a tiempo, de hecho algo antes de la hora, ya que era una obsesa de la puntualidad y estaba nerviosa como un flan. A las diez cincuenta y cinco estaba ya plantada en la escalinata.

- Kara...

Enseguida reconocí la suave voz de Imra, me giré en la dirección de la que procedía luciendo ya una amplia sonrisa. - Hola. - Ella estaba radiante con unos vaqueros negros y una camiseta estampada, quizás me tomé más tiempo de la cuenta en echarle un vistazo de arriba a abajo. Durante una fracción de segundo dudé si debía darle la mano o sería correcto plantarle dos besos, uno en cada mejilla. Todavía no habíamos establecido que éramos. ¿Amigas?¿Algo más?¿Algo menos?

Ella pareció notarlo, tomó las riendas de la situación y se inclinó hacia mí posando un beso suave en mi mejilla. - Hola. - Cuando se apartó dando un paso atrás pude ver la sonrisa en sus labios y un leve rubor en sus mejillas.

- Me alegra que hayamos podido quedar hoy.- Moví mis manos torpemente; ahora me arrepentía de no haberme puesto unos pantalones, habría tenido bolsillos en los que esconderlas. - Tenía ganas de volver a charlar contigo.

- A mi también...- Comenzó a caminar por el paseo marítimo y la seguí. - ...no pensé que aceptarías quedar con tan poco tiempo de aviso.- Su mirada evitó la mía.

- ¿Por qué no iba a querer?- Apreté el paso y la adelanté lo justo para poder enfrentarla cuando obtuviera la respuesta.

Se encogió de hombros, detuvo su avance un instante. - Podías tener ya otros planes.- Me aguantó la mirada y después prosiguió caminando.

- ¡Ah! Por eso... suelo improvisar mi tiempo libre sobre la marcha. Gafes de mi trabajo, no siempre es fácil saber cuándo voy a poder descansar.

- Eras periodista, ¿verdad?

- Sí. - Asentí afirmándolo por partida doble. - Trabajo a turnos... principalmente hago un horario de oficina, al menos así figura en mi contrato. La realidad suele ser algo diferente. Las jornadas se alargan más de lo previsto y hay fines de semana que también debo trabajar.

Arrugó el morro. - Eso no suena tan divertido como inicialmente supuse que sería tu trabajo.

- Nunca nada lo es, siempre parece mejor lo de los demás... aunque admito que yo adoro lo que hago.- Una sonrisa se trazó sola en mi rostro. - Me permite conocer gente nueva casi a diario, ver otras realidades ajenas a la mía, viajo mucho. Me encanta, me empuja a retar mis límites...- Había comenzado a enumerar y a hablar sin parar. Tomé aire. - Perdona, a veces me pasa que acaparo la conversación hablando de mi trabajo... tienes permiso para reprochármelo la próxima vez que lo haga.

Dejó escapar una risa melodiosa y automáticamente me retrotraje a la noche que la conocí. Era curioso cómo funcionaba la mente humana; bastaba con un olor o un sonido para activar la memoria y proyectarse a un momento pasado. - No me importa que lo hagas... se nota que te apasiona y a mí me gusta escuchar a la gente que habla de forma apasionada.

Sentí el calor calentando mis mejillas. - No quiero parecerte una adicta al trabajo... y creo que tengo más tema de conversación que ese. Solo que inevitablemente acabo hablando casi siempre de lo mismo. Mis amigas me fustigan mucho con el tema.- Sacudí la cabeza lamentándome interiormente por volver a caer en el mismo error. - Tú, sin embargo, trabajabas en un bufete...- Intenté cambiar de tema. - ¿Cómo es que acabaste en una profesión que, si mal no recuerdo, parecía no gustarte mucho?

VirahaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora