Esas dos palabras prohibidas

1.1K 128 13
                                    

Por fin conocería a Sam y Andrea, las dos amigas de Lena y estaba nerviosa, muy nerviosa. Quería causar buena impresión. Eran las únicas de las que me había hablado, así que deduje que eran sus mejores amigas. Deseaba caerles bien y era una especie de ensayo general para cuando yo le presentara a mi grupo, cosa que sucedería al día siguiente. Sí, el fin de semana se planteaba de lo más movidito con tanta vida social. Aguardaba el momento con impaciencia por un lado y con estrés por el otro. No era capaz de discernir cuál de las reuniones me tenía más atacada de los nervios, Nia era impredecible y seguramente pondría a Lena en apuros. Alex había aceptado a regañadientes mi relación. Si las dos se aliaban contra ella... Sacudí la cabeza desdibujando aquellos pensamientos. Eran mis amigas, no una panda de arpías y además, debía de concentrarme en delinear mis ojos con buen tiento. La primera cita sería con Andrea y Sam.

Había visto sus fotos en el perfil de una red social, escoltando a Lena en alguna fiesta. Ella no me había contado mucho de las otras dos chicas, así que mi juicio previo de valor se centraba únicamente en lo que había comprobado viendo las instantáneas. Las tres vestidas con modelos de alta costura, con estilo e impecables. Parecía que hubieran salido de un desfile; tres modelos disfrutando de la noche, perfectas. El listón estaba muy alto y yo me sentía casi como una Cenicienta desarrapada. Me había cambiado tres veces de conjunto, a hurtadillas, sin que Lena se diera cuenta. Ni con esas estaba conforme con mi elección, ninguna de las prendas que yo tenía en casa era tan exclusiva como las que ellas solían lucir. Descarté los pantalones y opté por un vestido azul con encaje y transparencias. Me quedaba como un guante, tanto que llevar ropa interior estaba vetado, pues se marcaban las costuras. Un pequeño precio a pagar por estar divina y, quizás si Lena se diera cuenta, podría iniciar un jueguecito entre las dos. Me había recogido el cabello en un moñete alto y solo me faltaba acabar con el maquillaje. Iba a ser sutil, de efecto cara lavada y sin gafas.

- Umnn...- Lena me rodeó con sus brazos, abrazándome por la espalda y me besó en la nuca de una forma tan sensual que toda mi piel se erizó. - ...quise hacer esto en nuestra primera cita.- Susurró sin apartarse ni un ápice de mi piel. - Tu cuello...- Se humedeció los labios y de refilón noté su lengua tibia y húmeda contra mi nuca. Miré a través del reflejo, buscándola detrás de mí y bajé las manos, dejando sobre el lavabo las sombras de ojos. Tenía ese brillo de lujuria que yo ya conocía tan bien. - ...me ha atraído desde el principio.- Su voz era gutural y arrastraba las sílabas. Me aferró por las caderas con fuerza. - Cada vez que lo llevas al descubierto, siento ganas de...- Exhaló un suspiro y apoyó la frente contra mi nuca. Había bastado eso poco para excitarme.

- ¿De qué?- Pregunté con inocencia. Deslicé mis manos por sus brazos y la acaricié con suavidad.

Su cabeza se movió en una leve negación. - Llegaremos tarde si te lo digo...- Sentí como me lamió con su lengua, ascendiendo vértebra a vértebra por las cervicales, sin prisa alguna.

Esta vez, el suspiro lo exhalé yo, y fue en forma de jadeo. - Lena...- Su nombre salió de mis labios cual súplica. Ella había provocado un fuego interior, había soltado la chispa en un campo seco y las llamas se habían avivado sin control.

Ella se apartó y sentí la ausencia de su toque y el calor de su piel. Me giré hasta enfrentarla, la expresión de su rostro era pícara y divertida. Se estaba mordiendo el labio inferior, provocándome aún más. - Luego te lo cuento...- Su sonrisa se alargó.

Tragué saliva y templé mis instintos. Conté mentalmente hasta diez y aflojé los puños que sin darme cuenta los tenía apretados. Dibujé una sonrisa en mi rostro, igual de traviesa que la suya y la miré fijamente a los ojos. - Está bien, cuando volvamos me lo cuentas.- Ella pareció sorprenderse por mi facilidad para aceptar la espera. Dio unos pasos hacia atrás, alejándose de mí, poniendo distancia entre nosotras. - Lena. - Llamé su atención. - Un detalle de mi modelito... no llevo nada debajo. Nada de nada, cuando volvamos a casa hablamos también sobre eso.- Sus ojos se abrieron de par en par al escucharme, acortó la distancia y se relamió mientras me observaba con deseo de arriba a abajo. Apoyé mi mano contra su pecho. - No, no... no tenemos tiempo para eso...a la vuelta.- Me sentí con un poder sobrenatural, ella me deseaba y yo tenía la sartén por el mango. Me incliné sobre ella y la besé, correspondió con la misma pasión que yo le puse y al terminar resopló contra mis labios.

VirahaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora