Cuarenta y cinco días

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El tiempo transcurrió a otra velocidad porque yo era feliz y me estaba enamorando día a día de Lena. El trabajo quedó en un segundo plano. Aunque conseguí que mi rendimiento no se volviera a ver afectado, cada vez que podía escaparme antes de la redacción, lo hacía. Seguía quedando con mis amigas cada domingo y los miércoles comía como siempre con Nia. Alex estaba mucho más ocupada debido también a que su relación con Sophie parecía ir viento en popa, pero intercambiábamos mensajes de teléfono prácticamente a diario.

Mi prioridad era pasar más tiempo con Lena y, a juzgar por sus cortas jornadas en su oficina, también era la suya.

Seguía sin compartir todo conmigo, era una constante en nuestra relación, casi como su propia dualidad. Empezaba a sospechar que ambos factores estaban relacionados y que de alguna manera sus fantasmas la habían hecho convertirse en lo que era: una coraza reluciente y seductora con un trasfondo sumiso y vulnerable. Intenté que su silencio sobre ese punto no me afectara, dejaría que fuera ella quien abriera la caja de Pandora y decidiera cuándo o cómo compartirlo.

Mientras llegaba ese momento, disfrutábamos de nuestra mutua compañía.

~•~

Nos citamos en la puerta de un bar de copas tras la jornada de trabajo. Queríamos innovar un poco nuestra rutina, esa que básicamente constaba de cenas en nuestras respectivas casas y sexo desenfrenado. Pensamos que salir un poco y tomar aire fresco nos vendría bien.

Llegué la primera a la puerta del establecimiento, mi puntualidad británica seguía sin abandonarme. Sin tiempo para pasar por casa y arreglarme, vine directa desde la oficina. Eché un vistazo a ambos lados de la calle y tras comprobar que no se divisaba a Lena me volví contra la cristalera del bar. Observé mi reflejo y aproveché los minutos de espera para arreglarme el cabello y repasarme el maquillaje. Ella ya me había visto en condiciones menos favorecedoras, pero una cosa no quitaba para seguir siendo coqueta y no descuidarme. Unos brazos me rodearon la cintura desde mi espalda. - Estás guapísima...- La voz de Lena susurrada en mi oído consiguió erizarme la piel.

Miré nuestro reflejo en la cristalera y sonreí. Me había cazado en mi propia vanidad. Me giré dentro de su abrazo y murmuré con una amplia sonrisa. - Mira quién fue a hablar...

El beso de bienvenida fue uno de esos no catalogados para menores. Se prolongó en el espacio-tiempo como si quisiera recuperar las cerca de diez horas que no nos habíamos visto. Al separarnos ambas sonreíamos como adolescentes embobadas.

Tomé su mano y entrelacé los dedos con los de Lena. -¿Qué tal tu día?- Pregunté casual tirando de ella hacia el interior del bar.

- Después de ese beso mucho mejor...

- Apuesto a que sí.- Me relamí saboreando su pintalabios sobre el mío.

En cuanto entramos en el bar sentí las miradas fijadas en nosotras. Se estaba convirtiendo también en una constante de nuestro día a día; a Lena seguía sin importarle ser el centro de atención y yo empezaba a soportarlas mejor que peor. Comprendía perfectamente el por qué se giraban, yo también lo habría hecho al verla entrar en un bar, de hecho lo hice el día del Speed dating. Era una mujer espectacular, con una belleza fuera de lo común y sabía cómo mover su cuerpo de forma felina para ser mucho más atractiva de lo que ya era de por sí. Sentía lástima por aquellos mirones, solo podían hacer eso: mirar. Ella llegaba colgada de mi brazo, solo tenía ojos para mí y se iba conmigo. Esa certeza me daba alas, me hacía sentir envidiada, era una sensación que me llevaba a caminar con orgullo y el mentón bien alto. Lena estaba conmigo. Sonreí inconscientemente mientras nos acomodábamos en una mesa del fondo.

- ¿Y esa sonrisa?- Acarició mi mejilla y se sentó tan cerca que prácticamente compartíamos asiento. - ¿en qué está pensando esa cabecita tuya?

La susodicha sonrisa se alargó un poco más. La miré con ojos tiernos y confesé. - En que mi chica es la más guapa...- Incluso a mí me pareció pastelosa la afirmación, pero era la pura verdad.

VirahaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora