Una lágrima

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Lena no volvió a sufrir más pesadillas a lo largo de la noche y yo apenas pude dormir hasta bien entrada la mañana. Permanecí en vigilia velándola. Ella sucumbió finalmente al cansancio y cayó rendida en un profundo sueño. Incluso así, de forma inconsciente, buscaba todo el tiempo el contacto con mi cuerpo. Si yo me giraba hacia un lado de la cama ella venía detrás. Era Lena sin inhibiciones, en estado puro, sin su conciencia activa, haciendo lo que realmente le pedía lo más profundo de su ser y a ella le pedía más de mí en cuanto sentía mi ausencia. Quizás no fuera tan especial como me estaba sintiendo y Lena habría seguido el calor de cualquiera que habitase su cama, pero esa noche era a mí a quien anhelaba cada célula de su piel.

La abracé y acaricié con una ternura que nunca antes había sentido, posé suaves besos allá dónde alcanzaron mis labios e hice de estas caricias el entretenimiento de toda mi noche. Su cuerpo reaccionaba ante mi toque, se replegaba y relajaba. La expresión de su rostro se suavizó, lejos de la dictadura que parecía ejercer sobre ella la máscara social que llevaba a diario. Contemplarla así, indefensa y en toda su plenitud me conmovió sobremanera. Ya estaba enamorada de Lena, de la Lena que tenía delante. Ella era ya dueña de cada latido de mi corazón. La Lena despierta me intrigaba y atraía, pero en su estado de sueño, donde no había juegos ni roles sociales, donde era ella en su esencia, esa Lena ya me había atrapado.

Con esa certeza me dormí justo cuando los primeros rayos de sol se filtraron por los grandes ventanales del apartamento de Lena. La abracé antes de perder el control de mi cuerpo y me sumergí en un sueño carente de sueños. Parecía justo tener unos sueños inertes y en blanco después de presenciar la visión más maravillosa del mundo, la más extraordinaria de las imágenes, durante la noche entera. Lena.

Cuando me desperté el sol ya brillaba en todo lo alto, intenté moverme sin demasiado éxito y cuando abrí los ojos descubrí el motivo: las extremidades de Lena y las mías estaban enredadas. Sonreí, ella seguía durmiendo plácidamente y me usaba cuál almohada. Si existía el paraíso, no podía ser muy distinto de esto. Estiré el cuello hasta alcanzar su coronilla y la besé. Ella tan solo se revolvió y soltó un suave gruñido a modo de queja por el movimiento bajo su cuerpo. No tenía prisa por levantarme, pero sabía a ciencia cierta que sería incapaz de volver a quedarme dormida. Dejé fluir mis pensamientos mientras acariciaba distraída la espalda de Lena. Podría acostumbrarme a amanecer así y sería la mujer más feliz sobre la faz de la Tierra si pudiera hacerlo cada día. No necesitaba nada más, me bastaba con tenerla así de cerca, abrazándome para que todo mi mundo cobrase sentido. Aparté los mechones de su pelo que cubrían su rostro y masajeé con suavidad su cuero cabelludo. Lena emitió un ronroneo tan tierno que automáticamente la sonrisa de mi rostro aumentó de tamaño. Seguí repitiendo las caricias, de forma lenta y pausada, no había prisa por ir a ningún lado.

- Eres buena con las manos.- La voz ronca y dormida de Lena resonó en el apartamento. Alzó el rostro y apoyó su mentón sobre mi pecho. Tenía los ojos aún entrecerrados y su maquillaje se había corrido tras las horas de sueño. A mí me seguía pareciendo preciosa.

Deslicé mi mano por su nuca y repetí las mismas caricias que antes se centraron en su cuero cabelludo. - Aún no has visto nada...- Sonreí pícara.

Ella cerró los ojos disfrutando del toque que le estaba brindando. - Umnn... lo estoy deseando con impaciencia...- Suspiró y me besó sobre el esternón.

- ¿Has descansado?- Dejé que mis manos vagaran sobre sus hombros, repasando con tranquilidad cada centímetro de su piel desnuda.

Ella se limitó a asentir y se dejó caer nuevamente sobre mí, facilitándome el acceso a la mayor parte de su cuerpo. - Hacía tiempo que no dormía tanto... umnnn...

- Puedes seguir durmiendo si quieres...

- No... Me gusta esto que me estás haciendo...- Exhaló un suspiro. - No quiero perdérmelo...me relaja...

VirahaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora