No era el gran apoyo que Percy se esperaba, pero no se atrevió a comentar nada para no minar la ilusión de Quirón, que presentaba a los <<nuevos>> reclutas con una sonrisa.
-Todos ellos lucharon a mi lado, conseguimos traer la paz durante un largo período de tiempo - continuó Quirón de forma afable. - Una de nuestras mejores épocas. Como buenos soldados han acudido a nuestro llamado, han dejado sus vidas tras el muro y a sus familias para volver a formar filas junto a la nueva generación.
-¿Estos vegestorios nos van a ayudar? - escuchó Percy tras él, la inconfundible voz de Clarisse por lo bajo ya quejándose. - Apuesto a que no levantan ni un cuchillo.
-¡Soldados! - gritó uno de los hombres, dando un paso adelante. - ¡Formen filas!
Percy miró hacia todos lados igual que la gran mayoría, preguntándose qué debían de hacer. Los únicos que hicieron un movimiento fueron los Stolls, incorporándose y llevándose la mano a la frente en el clásico saludo militar.
-Stolls, no - ordenó Nico, - bajad la mano.
-¿Estos van a representar a nuestra nación? - el hombre más bajo, el que había pedido formar filas, se giró hacia Quirón comenzando a protestar. - ¿Unos niños que ni acatar una orden son capaces de hacer? Mejor nos volvemos con nuestras familias a esperar una rápida muerte.
-Sí obedecen órdenes, pero no las suyas - intervino Reyna en lugar de Quirón, dando un paso hacia delante colocándose justo enfrente del hombre. - Siento decírselo, pero ofrecer su ayuda no es asumir el mando. Si van a participar será bajo nuestras reglas, la de los actuales capitanes, entre los que me incluyo. Si alguien tiene que formar filas, es usted.
Percy trató de no soltar una risa ante la expresión indignada del hombre. Su pequeño tamaño al lado de una chica tan alta como lo era Reyna, le hacía ver como una pequeña pasa arrugada y malhumorada.
-Gleeson, la capitana Grace tiene razón - asintió Quirón usando una voz más pacífica que la de Reyna. - Serviréis de apoyo y experiencia, además de que los capitanes ya han aceptado hacer uso de vuestros conocimientos en los entrenamientos. Podréis entrenarles pero siempre con sus reglas.
-Muy bien, les enseñaremos lo más importante ¡matar! - levantó uno de sus brazos ocasionando que diese un pequeño salto. - Necesito mi bate de béisbol. Vais a saber lo que es un buen entrenamiento, yogurines.
-Creo que lo que más podemos aportarles es la experiencia, de una forma menos bélica, Gleeson Hedge - se adelantó otro, algo más alto que Gleeson pero con el semblante más tranquilo. - La naturaleza es sabia, ya lo hizo una vez, pondrá todo en su sitio, no debemos forzar el destino.
La mayoría de los recién llegados le dieron la razón.
-Una gran adquisición para luchar - felicitó Annabeth con algo de ironía a Quirón. - Parecen un consejo de sabios, no soldados.
-Se han alejado de la guerra, no a todos les gusta revivir la tragedia - respondió. - Pero lucharán, aunque su forma de pensar sea diferente con la de algunos.
-Lucharemos, pero cuando sea estrictamente necesario - intervino de nuevo el que parecía el líder de los pacifistas. - No somos unos excéntricos como Hedge, sabemos que la verdadera fuerza reside en la mentalidad, no es los puños. Tantos años y sigues teniendo la cabeza hueca.
-¡Pamplinas! Deja que coja mi bate de béisbol y te demuestro quién mata más rápido, si tu cerebro o mis golpes - presumió el tipo bajo. - Estás en baja forma, Sileno. Así no eres útil, solo me estorbas.
-¿Acaba de decir Sileno? - repitió Charles el nombre con una pequeña risa.
-Oh por los dioses, me llamo casi igual que un hippy con mal genio - dramatizó Silena. - ¿Qué será lo próximo? ¿Cortarme el pelo como Piper?