Percy recordaba bien todas las costumbres que Thalia había mantenido en su segunda etapa en Empíreo, aquella que le impedía dormir los primeros meses. Thalia siempre tenía un cuchillo en su ropa y dormía con otros tantos más, alerta y sin descansar completamente por si la descubrían estando infiltrada.
Se sentía del mismo modo, o al menos de uno muy similar.
Fuese a donde fuese, al baño o a dormir, siempre tenía algún arma entre su ropa o bien sujeto en su mano. Llegar al Séptimo Círculo fue sinónimo de respirar paz y seguridad, ahora, todo parecía haber quedado en el olvido. La amenaza de Empíreo, esa espera interminable, estaba acabando poco a poco con su salud mental. No podía permitirse el lujo de dormir sin antes colocar una pistola cerca de su mesilla y su espada cruzada en la puerta de la habitación que compartía con Annabeth por si les atacaban. El agotamiento, no físico, relucía en todas sus expresiones.
A veces era tan egoísta que, aún sabiendo las carencias que aún tenía el ejército y el resto de la población, deseaba que Empíreo apareciese de una vez en la entrada y la guerra se desatase. Prefería luchar y matar que vivir con la pesadez de si iban a ser atacados en ese mismo segundo o en el siguiente.
-¿Pensando a quienes raptarás? - le preguntó Percy a Jason cuando acabó el entrenamiento que tuvo que dirigir él mismo, ante la ausencia de Annabeth. - Te va a ser difícil, todos aman este equipo.
-Hay gente muy buena - afirmó Jason ojeando aún de forma disimulada al grupo que ya comenzaba a dispersarse. - Tengo algunos nombres.
Estaba orgulloso de su mejor amigo, pero no lo suficiente como para aceptar su oferta de moverse al nuevo equipo bajo su mando. Percy podría tatuarse en su brazo el nombre de Annabeth al lado del tatuaje del Séptimo Círculo para dejar clara su postura: jamás se movería del equipo liderado por su novia.
El que hubiese un cuarto capitán iba a dispersar más el trabajo, algo que sobre todo Annabeth agradecería al estar casi sin tiempo para respirar junto con la obra del muro.
-Puedes llevarme a mí, si quieres - se acercó Piper a ellos, no tan sudada como las otras veces que había entrenado con su nuevo grupo. - Annabeth me está matando, sus entrenamientos son... horribles. Percy es un poco más blando, por eso sigo respirando - apretó el brazo del ojiverde. - Pensé cambiarme a otro pero... al parecer ya ha acabado la fama de que había uno más llevadero.
-Nico fue entrenado por Reyna - respondió Percy sintiendo algo de pesadez al recordar a Luke Castellan. - No puede sustituir a Luke, nadie puede.
-Apunta mi nombre en tu lista entonces - pidió Piper a Jason.
-No, no llevo mucho tiempo aquí. Aprenderás más con cualquier otro capitán que conmigo, es por tu bien - se negó casi sin meditarlo. - Necesito experimentados, no soy de los mejores aún. No puedo permitir que estés en peligro porque no supe sacar tu potencial.
-Tiene razón - apoyó Percy aunque desde que supo la noticia de que Jason iba a ser el próximo capitán en cuanto completasen el grupo, dio por hecho que Piper estaría con él. - Annabeth es espectacular, sacó lo mejor de mí, lo sigue haciendo.
-No le caigo bien.
-No estás aquí para caerme bien, sino para entrenar.
Percy aguantó la risa al ver a Piper tensarse al escuchar la voz de Annabeth tras ella. Tragó saliva de forma exagerada antes de girarse y hacer el amago de hacer un saludo militar.
-Vamos dentro de la base, entrenarás ahora conmigo y Thalia - señaló Annabeth con la cabeza.
-Acabo de entrenar con Percy mientras tú...
