Un oficial altamente indignado haciendo el inventario

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El arma en sus manos quemaba como nunca, gritándole usarla.

Tenía a menos de tres metros a Leo Valdez y Hazel Levesque, una buena posición de tiro y mucha rabia acumulada. Sin embargo, no podía hacerlo, en cuanto emitiese el primer disparo, Nico acabaría muerto a manos de una oleada de soldados de Empíreo.
Debía seguir escondido, sintiendo la impotencia más grande de toda su vida.

Su cabeza no le permitía entrar en un debate sobre el egoísmo. Estaba totalmente seguro que, si fuese Jason Grace o incluso Annabeth Chase, les dispararían sin miramientos, sin importar que esa acción también significase su muerte.

Si mataba a Leo Valdez, muchos de sus problemas desaparecerían, podría significar que la balanza se inclinase de una vez a favor del Séptimo Círculo. Por desgracia, Nico no poseía ese espíritu valiente y mucho mucho menos heroico. Nico había decidido hace mucho tiempo abrazar el egoísmo y asegurarse una vida tras la batalla.

Nico liberó una de sus manos del agarre de la pistola y la apoyó sobre el cristal. Esperó a que un soldado soltase una de las cajas sobre el montón de ellas en el maletero de uno de los coches. Empujó ligeramente el cristal con su mano, un chirrido de la ventana vieja abriéndose que fue disimulado por el sonido de las cajas; el suficiente espacio para poder escuchar y ver a sus dos objetivos.

-No eres capaz de entender nada - fue lo primero que escuchó de Leo Valdez.
Aunque no hubiese podido escucharles, podría haber intuido fácilmente que la conversación entre ambos no era agradable. El polvo de la ventana no era suficiente para suavizar la expresión furiosa y los gestos de Hazel.

-La guerra se gana con inteligencia, no con fuerza bruta - Leo rodeó una mesa, tratando de pasar al lado de Hazel pero esta se lo impidió, sujetándole del brazo y empujándole con tal fuerza que le hizo chocar contra el mueble. - No soy un cobarde. Thalia Grace solo fie una excepción.

Nico retrocedió unos centímetros temiendo que pudiesen verle, pero, sospechaba que por su acalorada discusión, aunque se pusiese de pie frente a al ventana ni repararían en él.

-¿Thalia? - susurró Nico, las palabras escapando de sus labios sin permiso. Por fortuna no le escuchó nadie, pero la simple mención de su amiga atrajo aún más su atención.

-¿Una excepción? ¡¿Una excepción?! - exclamó Hazel incrédula, bajando la voz a pesar de su expresión. No parecía querer que el resto de soldados les escuchasen. - ¿Eres consciente de lo que hubiese supuesto la muerte de Thalia Grace? ¡¿Sabes la importancia que tendría haberla matado?!

-Thalia Grace es solo una soldado más - refutó Leo.

Nico se apoyó totalmente en la pared, alejándose de la ventana cuando Leo se desplazó hacia la puerta. Pudo escuchar algunas voces distorsionadas antes de un pequeño portazo. Cuando volvió a asomarse, vio como Leo había forzado más intimidad entre Hazel y él, alejándoles del resto de su equipo.

-No es una más y lo sabes perfectamente. - Hazel dio una patada a la mesa central, al mismo tiempo que pasaba su mano por los revueltos rizos de su pelo con frustración. - Matar a Thalia Grace es tener a Reyna descontrolada, a todo su gran grupo descontrolado y clamando sangre sin llevar un control. ¿Eres consciente de lo complicado que resulta encontrar un hueco en las filas de Reyna? - elevó el tono de voz y señaló directamente hacia Leo. - Nos has hecho perder la oportunidad que teníamos de eliminar al peso pesado del Séptimo Círculo, Valdez.

-Esa es Annabeth Chase - contradijo el chico.

-Annabeth es inteligencia y Reyna combate, hubiésemos eliminado los puños. Eres... eres un maldito desgraciado. Tenías la oportunidad delante de tus narices - rió con incredulidad, casi con un toque de locura que erizó la piel de Nico. - ¿No te gustan tanto las máquinas? Pues has perdido la maldita oportunidad de destruir una de las piezas clave de la maquinaria del Séptimo Círculo.

Danger: Contraataque por la humanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora