No llevó flores ni una vez a su tumba, tampoco a la de su mejor amigo y hermano, pero ambas estaban hasta arriba de todo tipo de plantas coloridas. Posiblemente los únicos rastros de verdadero color que había visto y sentido en días.
No creía en la necesidad de llevar flores a los muertos, no lograba comprender por qué debían mostrar cariño tras la muerte, más aquellas personas que no lo demostraron en vida, pero ahora, era incluso de agradecer. Ya sean rosas, tulipanes, amapolas o incluso pequeñas ramas que acercaban los más pequeños, servían para representar unión y recuerdo.
Incluso tras su muerte, Luke y Quirón eran los únicos capaces de seguir uniendo a la población. Y a los capitanes.
Jason estuvo unos minutos a su lado, no hablaron, pero sí respetaron la memoria de los dos fallecidos compartiendo un rato en silencio sin discutir por sus ideales enfrentados. Ahora que de nuevo estaba sola, podía seguir mirando desde la lejanía a algunos civiles y soldados acercarse de cuándo en cuándo a mostrar respeto, añoranza o dedicarles algunas cortas palabras.
Desgraciadamente para Annabeth, desde la muerte de Quirón, cada vez lloraba menos, y si lo hacía, sus lágrimas eran de pura rabia. Aunque, debía reconocer, que la mayoría de veces, esa rabia era sustituida por miedo, mucho miedo.
Jamás había estado tan aterrada.
Soñaba despierta cada día con que, en esos momentos en los que su cabeza se apoyaba sobre la lápida de Luke en medio de un llanto de tristeza, giraba su cabeza y no solo estuviese la nueva lápida de Quirón a su lado. Muchas veces se sobresaltaba, llegando incluso a quedarse tirada sobre el pasto con la respiración alterada y parpadeando demasiado para asegurarse que solo era una mala jugada de su cerebro.
En sus pesadillas, tanto dormida como despierta, los nombres 'Percy Jackson' y 'Thalia Grace' estaban inmediatamente después del de Quirón, liderando una nueva fila de cadáveres de personas que quería. Ni siquiera Reyna se salvaba, todos acababan muertos y Annabeth, para su horror, seguía viva.
Con la respiración entrecortada, apartó su atención de las lápidas y volvió a pasar la hoja de su daga por la corteza de uno de los árboles. Poco a poco los pequeños trozos de madera caían, borrando lentamente las marcas de garras que había dejado algún monstruo en el último ataque. Cualquiera que la viese pensaría que lo hacía para que los civiles más desprotegidos no sintiesen tanto miedo, pero esta vez esa pequeña acción solo buscaba salvaguardar su propia conciencia.
Como si no tuviese suficiente con lo que vivir atormentada, la sombra de Quirón estaba siempre golpeando su nuca, recordándole que, por sus continuos fallos, él estaba muerto.
Se sintió una completa desgraciada al haberse decepcionado al enterarse por boca de su novio que la causa de la muerte de Quiron fue un monstruo y no Quintus u otro soldado de Empíreo. Eso solo la hacía más responsable.
Le era imposible no olvidar aquella conversación a través de una videollamada por la pulsera con Quiron, cuando este le advertía que no le perdiese respeto a los monstruos a pesar de estar muy preparada militarmente, que algún día podrían jugarle una mala pasada.
Lo hicieron. Un monstruo le arrebató a aquel hombre que llegó a ser como una figura paterna, algo que podría haberse evitado si hubiese sido más consecuente.
"Si hubiese..." estaba harta de pensar en infinitas posibilidades para dar la vuelta a algo que ya no tenía solución. Aún así, su cerebro seguía castigándola con todo lo que hubiese podido hacer para que este no terminase siendo su destino.
Un hacha de tamaño mediano cortó un buen trozo de corteza del árbol que estaba rasgando con su daga. Volteó en alerta hasta ver a Charles Beckendorf sonreírle y volver a repetir el mismo movimiento unas cuantas veces hasta que no quedó ni rastro de la marca de garras de cualquier monstruo.