El trabajo de semanas destruído en un día

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El agua caía de su cara al lavamanos, siendo por fin una costumbre no ver ningún resto de sangre proveniente de su rostro perderse por el desagüe.

Las primeras semanas le fue sumamente difícil mirarse a un espejo, no solo por su ojo ciego, sino por ver la decadencia de su aspecto. Siempre se consideró un tipo guapo, aunque al lado de Jason y Percy le era difícil destacar, pero tenía la suficiente autoestima para creerse un rompecorazones. Para su desgracia, Nico di Angelo se había encargado de dejarle tal regalo marcado de por vida que ahora su belleza solo podía considerarse siniestra.

Ya no podía mentirse a sí mismo pensando que su apariencia iba a mejorar, había pasado el suficiente tiempo como para aceptar que las cicatrices de su rostro por los golpes de di Angelo le habían desfigurado de por vida. Si tuviese que elegir lo más impactante de su nueva apariencia era sin duda alguna su ojo ciego, con el iris ya blanquecino sin vida; no pensaba tapárselo con un parche, de alguna manera cínica le gustaba. Solo para seguir alimentando su aún latente deseo de venganza.

Pasó dos de sus dedos aún húmedos por el agua del grifo bajo la cicatriz en su ojo, una que le resultaba altamente irónico. Había matado de forma directa por primera vez a uno de los capitanes del Séptimo Círculo y, como si ese pequeño botín de guerra no fuese suficiente como par recordarlo, la similitud de su cicatriz con la que poseía el capitán hacía prácticamente imposible que pudiese olvidarlo. Tampoco es como si pudiera, ese fue el día en que se quedó completamente solo.

Tanto Frank como Hazel, sobre todo esta última, le había explicado muy bien la relación de hermanos que mantenían tres de la antigua élite de Empíreo, algo que sin duda le llenaba de gozo. Si alguna vez tenía la oportunidad de ver de nuevo cara a cara a Annabeth Chase o a Thalia Grace, iba a serles imposible no ver a Luke en él. Leo llevaba grabada su cicatriz. Nada peor siendo su asesino.

Dos oficiales le esperaban a la salida del baño, escoltándole en silencio hacia su puesto como habían hecho desde hace una semana. Aún poseía una leve cojera, en el instante en que pudo decir que estaba totalmente curado del ataque por sorpresa que recibió de Nico di Angelo, fue abordado por un furioso Frank Zang, quien había estado esperando lo suficiente para hacerle pagar como pudo tanto la muerte de Luke como el enterarse de que la mayoría de problemas que sufría su hogar, eran provocados por Leo.

No había vuelto a ver al novio de Hazel, pero sabía que estaba vivo, quizás encerrado y muy golpeado en castigo, pero vivo. No podían arriesgarse a perder a un soldado entrenado del Séptimo Círculo, aunque aún se negase a levantar un arma contra su antiguo grupo. Si algo admiraba de Frank, era su aguante, ya olvidó cuántas palizas había recibido el chico, su lealtad era tan intachable que aunque terminase con el cañón de una pistola en su boca, seguiría jurando defender al Séptimo Círculo.

-El equipo ha vuelto, hay heridos - informó un oficial caminando por el pasillo a la par de Leo.

-Bien.

Notaba la mirada de ambos en su rostro, algo disimulado pero Leo podía sentir el desagrado en sus expresiones, quizás por su aspecto o por su persona. Ciertamente, ni le importaba.

El único encanto que podía ver a su apariencia externa es que estaba en sintonía con su interior. Ya no debía ocultar nada, ya no tenía a su alrededor a nadie que verdaderamente le importase como para seguir aferrándose a una personalidad modificada.

Desde que Quintus apoyó las manos sobre sus hombros bajo los portones de Empíreo, viendo a Percy y Jason darle la espalda y marchándose junto a una secuestrada Piper, supo que su vida y su mentira habían acabado. No tendría a nadie que le considerase una persona despiadada, ya no tenía a sus amigos.

Llegó a una de las salas de la amplia e interminable sección de nivel cero. Habían más heridos de la cuenta, pero su atención se centró en Quintus que llevaba el mono de Empíreo bajado a la cintura con algunas manchas de sangre. Escuchó atentamente la conversación que mantenía con el resto de oficiales sobre la nueva información que habían conseguido recabar, entre ellos dos aparente nuevos capitanes, Jason y Nico.

Danger: Contraataque por la humanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora