La capitana Grace ha entrenado a un demente

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Se sentía más unido a Annabeth que nunca, algo que podría considerar bueno si no fuese consciente de que estaba alimentándose de rabia. Desde la muerte de Luke había entendido su dolor, ahora, lo compartía.

Percy estaba cansado, mucho más cansado que furioso.

Cada hora del día su cerebro se encargaba de repetirle al menos una vez las palabras de Quirón al morir y cómo ese <<sé bueno>> estaba cayendo en el olvido. Quería cumplir su palabra, se lo prometió en medio de las miradas cargadas de dolor, pero no se sentía capaz de llevarlo a la práctica.

-Conocí a Quirón más tiempo que cualquiera de vosotros, nací aquí - susurró Silena a su lado, frenándole antes de llegar a la sala donde Nico había pedido reunirse de nuevo. - También me duele, pero envenenarse de... como sea, no es el camino. Sé que duele, Percy, lo viste morir y...

-No es por Quirón, es por todo - apartó de forma suave el agarre de Silena en su mano, no queriendo ser brusco aunque todo su cuerpo le instaba a salir huyendo. - Tienes razón, has vivido aquí y no en Empíreo. No tienes ni idea de lo que importante que es tener amigos ahí dentro, confié en Leo como si fuese un hermano. Estuvo siempre abrazándome cada vez que terminaba de hablar una vez al mes con mi madre porque la echaba de menos... dioses ¡le dije que cuidase de ella mientras estaba fuera! - golpeó con el codo la pared, haciendo exaltar a varios soldados que pasaban al lado pero no a Silena. - Perdí a Grover, perdí a mi madre, a Luke y ahora a Quirón, y todo por su culpa.

-No puedes dejar que la rabia te afecte.

-Me ha traicionado - repitió de forma furibunda. - A mí que he vuelto a Empíreo a buscarle. A mí que aún después de matar a Luke seguía defendiéndole pensando que no sabía nada, que solo era una víctima. Me ha visto cara de estúpido todo este tiempo, Silena.

-Annabeth no va a frenar si tú no hablas con ella. Nico tiene razón esta vez.

-No quiero frenarla, ya lo hice una vez salvándole la vida a Leo. Si no lo hubiese hecho, Quirón seguiría vivo y muchos más - reveló por primera vez en voz alta un gran motivo de culpa con el que cargaba. Había liberado a un asesino - No voy a frenarla, voy a estar a su lado marchando a Empíreo. Quiero matarles, Silena, a todos.

-Todos esos soldados está engañados, como lo estuvieron Frank, Jason, Piper y tú - insistió Silena, mirándole como si no fuese capaz de reconocerle. - No se merecen morir, al menos no podemos declarar una guerra contra ellos. Antes pensabas igual.

-Antes no quería una guerra.

Aunque se dirigiesen al mismo lugar, Percy apuró el paso no queriendo darle opción a Silena de seguir intentando buscar un raciocinio en él que ya no existía.

Apenas faltaban algunos por llegar, Percy vio al lado de Jason dos sillas libres, una de ellas señalada por el propio rubio para que se sentase a su lado como usualmente hacía. Percy no tenía nada en contra de su mejor amigo, le consideraba una víctima más del juego macabro de Leo, pero terminó arrastrando la silla vacía al lado de Thalia Grace.

-Van a tratar de que no vayamos contra Empíreo - susurró la que ya consideraba una hermana mayor.

-Annabeth no va a aceptar ¿y Reyna?

Thalia inclinó su silla hacia atrás, dejándole ver a la capitana Grace a su lado que afilaba tres cuchillos que tenía sobre la mesa. Su expresión era dura, incluso hastiada, parecía tener las mismas ganas de Percy de salir de ese lugar.

-Genial.

Nico trajo consigo a Gleeson Hedge, que se sentó junto a Jason. Percy no quería imaginar que fuese un sustituto de Quirón, aunque no compartían aparentemente el mismo carácter. Si algo había traído consigo la muerte de Quirón era que ya el total poder de decisión recaía en los cuatro capitanes y de una forma en la que no usaban consejos externos de mentes más experimentadas.

Danger: Contraataque por la humanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora