"Sigo siendo el villano que te hace pecar y desear más."
El tiempo no es capaz de borrar el sentimiento que algún día existió pero sí es capaz de cambiar a las personas y convertirlas en aquello que algún día se negaron a ser.
El demonio hizo una p...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Bienvenido a la habitación del pánico."
⛓⛓⛓⛓⛓⛓
Volker Diekmann.
Febrero, 2023.
Destino desconocido.
—Las cosas van bien —Yerik habla frente a mí—. No hay nada de lo que debas preocuparte.
Bebo de mi vaso con whisky.
—¿Qué hay de la OMPC? —pregunto.
—Lo mismo —responde—. Aún no es momento de arriesgarnos a que salgas, Volker —agrega—. Espera un poco más.
—Están demasiados ocupados con Borka y los búlgaros —suelto molesto—. Pasaré desapercibido.
—No hay que arriesgarnos —habla de nuevo—. Sí, están muy ocupados con los búlgaros pero eso es solo porque no has salido de aquí, no tienen ni una pequeña pista de ti y eso es una ventaja para nosotros.
Me pongo de pie molesto.
—Prepara todo, mañana mismo salimos a Miami —ordeno tomando mi vaso y alejándome de aquí.
—Volk... —habla el rubio detrás de mí—. ¡¿No lo entiendes?! —pregunta—. ¡Eres un maldito prófugo! ¡No puedes exponerte!
Giro a mirarlo encabronado.
—¡Me importa una mierda! —grito de la misma manera—. ¡Te estoy dando una puta orden así que obedece porque soy tu maldito jefe!
Su quijada se aprieta.
—Evelyn Adams tiene tu caso ahora —suelta, lo escucho—. La mejor amiga de... —lo fulmino cuando noto su intención de soltar su nombre.
Calla sus palabras y solo sigue mirándome.
—Adams tiene tu caso ahora —habla de nuevo—. No va a descansar hasta hacerte caer.
—Ella y todos los de esa maldita organización de mierda me importan un carajo —respondo.
—Las cosas son diferentes ahora —interrumpe—. Dakota estaba de nuestro lado antes —menciona su nombre sin importarle nada—. Ahora no lo está, no hay nadie dentro que cubra tu espalda, si la OMPC logra obtener algo, por muy mínimo que sea, sabes que no dudará en atacar.
—Mañana salimos a Miami —repito.
—¡No va a dudar en matarte! —grita a mis espaldas mientras escucho sus pasos apresurados en mi dirección—. ¡Todos ahí dentro quieren joderte después de lo que hiciste!
—¡¿Qué?! —pregunto—. ¡¿Dejarles en claro a todos a quién pertenecía la agente?!
—¡Mandar esas fotografías no estuvo bien! —me encara—. ¡Lo que hiciste no estuvo bien!
