"Sigo siendo el villano que te hace pecar y desear más."
El tiempo no es capaz de borrar el sentimiento que algún día existió pero sí es capaz de cambiar a las personas y convertirlas en aquello que algún día se negaron a ser.
El demonio hizo una p...
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"No odio este sentimiento de locura, me estoy divirtiendo."
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Dakota.
Termino de trenzar mi cabello, estoy frente al espejo de cuerpo completo que tengo en mi habitación en la central de la OMPC. Miro mi reflejo mientras termino la trenza que ahora sostiene todo mi cabello. Una vez que amarro esta la dejo caer sobre mi espalda para después colocarme mi chaqueta negra que es parte del uniforme que ahora porto.
No puedo dejar de mirarme a mi misma conforme los segundos corren, no puedo dejar de mirar mi rostro reflejado en el espejo, no puedo dejar de recorrerme a mi misma y por unos segundos el recuerdo de la Dakota del pasado invade en mi cabeza. El recuerdo de la Dakota Kingston de hace tres años emerge en mi cabeza como si de una pesadilla se tratara.
Un nudo se pinta en mi garganta al mismo tiempo que siento me quedo paralizada en mi sitio. Miro mi reflejo actual, miro a la Dakota de ahora y miro también como la Dakota del pasado se posiciona a mi lado, como se abraza a mí, como si de alguna manera intentara consolarme o decirme que todo estará bien. Aunque sabemos que no será así.
Ambas son tan iguales pero tan diferentes al mismo tiempo. La Dakota del pasado tiene la dulzura, amabilidad y sobretodo la alegría pintada en su rostro, asomada en sus ojos y destellando en la mirada, y en cambio, la Dakota de ahora no posee nada de eso, la Dakota de ahora tiene la mirada cargada de frialdad, dureza y odio. Ambas con una mirada igual de venenosa pero solo una de las dos es letal.
Carraspeo al mismo tiempo que cierro mis ojos con fuerza intentando alejar los recuerdos que sé quieren emerger del pasado, alejando aquello que me juré dejaría para siempre atrás.
Doy vuelta aún con los ojos cerrados y una vez que he dejado de mirarme al espejo finalmente soy capaz de abrirlos de nuevo. No me detengo a recordar más ni dejo que los pensamientos lleguen, lo único que hago es tomar el resto de mis cosas y caminar hasta la puerta de la habitación.
Salgo de aquí y camino directamente al siguiente punto de destino que me interesa.
Mis botas resuenan contra el piso a cada paso, y a pesar de que me mezclo con más gente de la central ninguno de ellos me dirige la palabra, me miran e incluso se atreven a susurrar como si fuera estúpida para no darme cuenta de que hablan de mí.
¿Me importa lo que dicen sobre mí? No.
Camino con el mentón en alto, sin mirar a nadie y siguiendo mi camino ignorando que estoy rodeada de hipócritas por doquier.
Salgo del edificio de habitaciones femeninas y voy directamente hasta uno de los edificios conjuntos, mismo al que me adentro buscando con la mirada a la persona que me interesa. Misma persona que finalmente encuentro sentado en uno de los asientos de la sala de espera del hospital que tiene la OMPC en sus instalaciones.
