Capítulo 07

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"Aún sigo respirando

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"Aún sigo respirando."

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Dakota.

OMPC. Prisión de máxima seguridad, Irak.

—Danos al bastardo que traes en brazos —ordena uno de los hombres frente a mí—. Borka Velikov no tarda en llegar aquí, puede que te perdone la vida si sabe que le ayudas a joderse a Jonathan Roberts.

Mis pies se encargan de seguir retrocediendo.

—Tendrán que matarme entonces —respondo mientras una sonrisa se pinta en el rostro de los hombres frente a mí.

Levantan sus armas e inmediatamente sus balas comienzan a salir, me agacho con rapidez mientras presiono y cubro al bebé en mis brazos, siento como mis ojos se cierran pero el hecho de que ninguna bala nos toque hace que mis ojos se abran.

—No —susurro mirando a uno de mis hermanos muriendo.

Su piel blanca se encuentra llena de sangre mientras lo tomo y apoyo en uno de los muros.

—Ian —tomo su rostro, mis manos acunan sus mejillas—. Ian —las lágrimas llegan a mis ojos.

—Vete —susurra. Sus ojos azules coinciden con los míos—. Sal de aquí.

Niego con desesperación mientras aprieto la herida en su cuello.

Todo comienza a reproducirse con rapidez, aquel día comienza a taladrar con la misma intensidad.

—¡Ian Mitchell! —grito. Mi voz se rompe, los sollozos destrozan mi garganta y mis mejillas se empapan de lágrimas—. ¡Ponte de pie! —ordeno pero sus ojos se han cerrado y su respiración se ha detenido—. ¡Soldado, póngase de pie!

La imagen de Ian es lo último que mis ojos ven. El dolor se siente con la misma intensidad de aquel día y siento que el peso en mis hombros aumenta a cada segundo.

De un segundo a otro el panorama cambia, de un segundo a otro me veo a mi misma en la habitación del hospital. Miro el recuerdo que mi cabeza evoca ahora y las lágrimas salen con más intensidad al reconocer la escena.

—Por favor —susurro mientras Volker me sostiene contra él—. Dime que solo fue un mal sueño, por favor, amor.

Una de mis manos se posa en mi abdomen y eso hace que el dolor aumente al saber que estaba ahí. Que estaba ahí y lo perdí. Lo tenía conmigo y dejé que me lo arrebataran.

—No —susurro—. No, no, no —niego con la cabeza mientras las imágenes de Magnus regresan a mi cabeza.

El dolor me golpea con fuerza, mi pecho duele, duele mucho. Siento que me están oprimiendo con fuerza, siento que me están arrancando la vida.

PRÓFUGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora