Capítulo 37

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"Somos el relámpago, somos la llama

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"Somos el relámpago, somos la llama. Habla dulce, habla de nuevo. Esto es cuando nuestros ojos se encuentran, esto es cuando nuestros corazones laten como uno."

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Dakota.

Me remuevo tenuemente, mis ojos se abren con lentitud mientras un bostezo sale de mi boca. Miro a mi alrededor mientras me recompongo en la cama donde estoy con rapidez, me siento desorientada y ciertamente confusa.

Siento que mi corazón se altera con rapidez en el momento en que no reconozco dónde estoy, mis ojos miran todo a mi alrededor, miro la cama desarreglada en la estoy, mi cuerpo está completamente desnudo y únicamente me cubre una sábana que cae hasta mi cintura en el momento en que me siento sobre la cama.

Mi cuerpo está adolorido y puedo sentirme incluso ciertamente sucia, como si me hubiese tirado a la cama después de correr un maratón completo, pegajosa, sudada y desarreglada.

Tomo la sábana con lentitud y cubro mi cuerpo mientras sigo mirando a mi alrededor, cierto temor se cuela en mi pecho pero todo parece esfumarse cuando los flashbacks atacan mi cabeza y hacen que mi cuerpo se tense recordando que estoy con Volker.

Aunque, en este preciso instante estoy sola en la habitación.

Me remuevo lentamente y el peso que siento en mi cuello hace que baje tenuemente la mirada, mis ojos se encuentran algo que hace que mi cuerpo entero se tense y un nudo se cree en mi garganta.

Siento que el aire deja de entrar a mi sistema mientras mis ojos siguen enfocando la joya que reluce en mi cuello, contra mi piel canela.

Una de mis manos sube con lentitud y tomo entre temblores el corazón hecho de esmeralda, la D hecha con diamantes reluce y los recuerdos del día que lo colocaron por primera vez en mí regresan de un solo golpe haciendo que la tensión se vuelva más fuerte en mi sistema.

El collar en mi cuello trae recuerdos del pasado que hacen que mis ojos ardan. Mi mano arde y la necesidad de arrancarlo de mi cuello y lanzarlo lejos se hace presente, pero, de esa misma manera la necesidad de dejarlo ahí se hace presente también.

Trago saliva con lentitud y el ruido de la regadera en la habitación hace que mis pensamientos regresen a la realidad.

Mis ojos van hasta una puerta en la habitación, sé que se trata del cuarto de baño.

Me pongo de pie con cautela y camino hasta aquel lugar aún con la sábana cubriendo mi cuerpo. Tomo la perilla de la puerta y giro esta con lentitud haciendo que el ruido de la regadera resuene más fuerte.

Me asomo lentamente al interior del cuarto de baño, mis ojos enfocan al hombre debajo de la regadera. Volker está desnudo mientras toma una ducha, mis ojos no se privan de mirar su cuerpo, paseo la vista por los músculos tensos, no me contengo al mirarlo de arriba a abajo y recorrerlo milímetro por milímetro.

PRÓFUGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora