Capítulo 36

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"Te conozco desde hace mucho, maldita sea, te necesito ahora mismo

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"Te conozco desde hace mucho, maldita sea, te necesito ahora mismo."

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Dakota.

La corriente eléctrica que sacude mi cuerpo amenaza con romperme en dos porque por primera vez en mucho tiempo siento que estoy viviendo de nuevo.

La boca de Volker toca la mía, nuestros labios rozan y mis ojos se cierran cuando toma con posesión mi boca. Cuando sus labios entran en pleno contacto con los míos y cuando su lengua se adentra a mi boca sé que estoy perdida de nuevo.

Mis manos suben hasta su nuca acercándolo más a mí y la necesidad que mi cuerpo parece emanar de un segundo a otro crece incontrolablemente como fuego.

Todo sentido se aleja y toda la realidad a nuestro alrededor parece desvanecerse.

Su boca es un jodido imán que no suelta la mía. Nuestras bocas coincidiendo y entrelazándose entre ellas hacen que todo lo que creía y daba por muerto renazca de nuevo apoderándose de cada mínimo milímetro de mí.

Siento como mi cuerpo impacta contra la baranda del balcón mientras los labios de Volker devoran los míos. Mis manos dejan su nuca aferrándose por mi espalda al mármol del barandal al mismo tiempo que una de sus piernas se cuela entre las mías con el propósito de abrirme en dos. Su rodilla rozando mis muslos hace que la cordura desaparezca.

Todo tipo de pensamiento y uso de razón se esfuma como el humo. Mi cabeza advierte que esto no es sano y que es un peligro en donde la única jodida seré yo, pero, la otra parte de mi cabeza parece estar más que contenta de estar en esta situación.

Las manos de Volker bajan por mi cuerpo dejando fuego a su paso aún con la tela de mi vestido encima. Sus manos descienden con rapidez al mismo tiempo que levanta la tela poco a poco hasta que sus yemas rozando mi piel envían corrientes eléctricas a cada mínimo espacio de mí.

Mi estómago se contrae y mis piernas flaquean cuando sus manos van hasta mi trasero estrujando este y lanzándome hacia su anatomía, puedo sentir la maldita erección que tiene entre las piernas y que hace que mi corazón lata desbocado.

Nuestras bocas se separan cuando el aire falta en nuestros pulmones, mi respiración acelerada no me deja decir nada y mis ojos siguen cerrados mientras puedo escuchar su respiración alterada de la misma manera. Mi pecho se mueve con desenfreno y el hormigueo en mi vientre bajo amenaza con destruirme en menos de nada.

—Entonces —su voz ronca llega a mis oídos—. ¿No besas sin sentimientos de por medio?

Sus labios toman de nuevo los míos y no me niego ni resisto al jodido beso que me pone a temblar de pies a cabeza.

—El odio es un sentimiento —hablo con la voz agitada cuando suelta mi boca de nuevo—, y eso es lo único que siento por ti.

Toma mi boca una vez más, me besa necesitado y hambreado mientras mi boca se acopla de la misma manera.

PRÓFUGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora