Capítulo 42

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"Sigues siendo un traidor

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"Sigues siendo un traidor."

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Dakota.

Mis pies se plantan al piso y es como si todo a mi alrededor se detuviera de un solo golpe, un golpe que impacta directamente en mi pecho, rompiendo mi torso y yendo más allá, lo suficiente para golpear y fragmentar mi corazón.

Las palabras de Saskia se repiten en mi cabeza, con fuerza y a todo volumen mientras mi mirada se mantiene en Volker.

Todo parece atascarse en mi garganta, las cientos de palabras que amenazan con salir de mi boca se atascan, lo miro a él para después mirar a Saskia de nuevo, quien a pesar de mirarme con total seriedad parece tener un tinte de diversión en la mirada.

Una Velikova.

—¿Es una Velikova? —la pregunta sale en un susurro, mi voz parece romperse y mis ojos vuelven a recaer en Volker quien sigue paralizado en su sitio.

—De sangre, cariño —responde la rubia detrás de Volker.

Un nudo enorme se cuela en mi garganta.

Los latidos de mi corazón parecen disminuir, mi respiración comienza a pesar y mi pecho se oprime.

Por un instante puedo sentir que mis piernas fallan y temo caer aquí, frente a él.

Volker intenta acercarse, da dos pasos hacia mí pero son ese mismo número de pasos los que yo retrocedo, alejándome de él.

—No te acerques —ordeno con la voz fría y con el corazón fragmentándose ante el sentimiento de traición que se expande por todo mi cuerpo.

Se detiene en su lugar, sin alejar la mirada de mí.

—¿Te atreviste a tenerme bajo el mismo techo que una Velikova? —pregunto en el tono más frío posible, con el tinte de rabia en la voz y con una mirada cargada de hielo hacia la rubia.

—Hay un explicación —la voz de Volker llega a mis oídos.

—¿Desde cuándo? —pregunto en un susurro pero no recibo ninguna respuesta—. ¿Desde cuándo sabe que eres una Velikova? —la pregunta va dirigida ahora hacia la mujer en la oficina quien parece pensarlo antes de hablar.

—Desde hace mucho tiempo atrás —responde, posándose firme en su lugar—. Desde antes que tú llegaras a su vida.

El golpe que llega a mi pecho es ahora tres veces más fuerte.

Volker se acerca sin previo aviso, intenta tomar mis brazos pero lo alejo con fuerza por su pecho.

—¡Dije que no te acerques! —grito molesta ante su tacto—. ¡No te quiero cerca, maldito hijo de puta!

Todo me golpea sin poder detenerlo, los recuerdos del tiempo donde él hizo lo mismo conmigo me taladran la cabeza, la Dakota del pasado parece llegar de un segundo a otro, aparece llorando en mis pensamientos y culpándose a sí misma porque el maldito frente a mí la botó de su vida.

PRÓFUGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora