Capítulo 43

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"Mis demonios me susurran al oído, ensordeciéndome con todos mis miedos

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"Mis demonios me susurran al oído, ensordeciéndome con todos mis miedos."

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Dakota.

Miro a través de la ventanilla de la camioneta en la que voy junto a Cox, me he mantenido en silencio todo el camino, no hay música en la radio, por lo cual, todo el camino ha sido en completo silencio.

Salgo de mis pensamientos cuando la camioneta se detiene, justo en Downtown.

—¿Quieres que te deje en casa? —pregunta y niego de inmediato mientras arreglo mi cabello sin mirarlo.

—Está bien aquí —respondo mirando como a unos cuantos autos de distancia está Rey ya esperando. Le ordené verlo aquí en cuanto salí de la casa de Volker.

No puedo evitar mirar a mi alrededor, han pasado unos cuantos vehículos de protección civil, policías, bomberos y ambulancias.

Llevo mi mano hasta la manija de la puerta.

—Yo no sabía que Saskia es una Velikova —Cox habla antes de que pueda bajar del vehículo.

—Como sea —respondo.

Abro la puerta para después cerrarla, camino hasta la puerta de Venom y abro esta tomándola por su collar para obligarla a bajar de la camioneta. Antes de poder cerrar la puerta para largarme, Cox habla de nuevo.

—¿Todo está bien entre nosotros? —pregunta.

—No —respondo, mirándolo, nuestros ojos coinciden y me aseguro de no mostrar ni un solo tinte de inseguridad—. Trabajas para Volker Diekmann, el hombre que es cazado por mi organización, así que por el bien de todos ustedes deberían mantenerse lejos.

—Dak...

—Pasa la voz con los tuyos, no son mi responsabilidad, pero, si se interponen en mi camino entonces me obligarán a tomar medidas que debí haber tomado desde hace un tiempo.

Negando la oportunidad de que pueda replicar cierro la puerta, camino por la acera con Venom a mi lado hasta que me acerco al auto de Rey. El mexicano se encuentra recargado en su auto, mira la playa a la distancia, con un par de lentes negros en sus ojos.

Lo detallo, lleva encima unos pantalones negros, una camisa ajustada al cuerpo en color negro y de manga corta le abraza los músculos.

Lleva su mirada hasta nosotras cuando estamos lo suficientemente cerca, una sonrisa le pinta los labios y aplasta el cigarrillo que fumaba.

—¿Terminó tu luna de miel? —le paso a Venom ignorando su estúpida pregunta.

—¿Trajiste lo que pedí? —pregunto mientras se arrodilla para comenzar a acariciar a Venom.

—En la cajuela —responde.

No dudo ni un segundo en acercarme a la cajuela de su auto, la abro y miro las dos maletas en el interior, abro una, revolviendo todo y asegurándome de que esté todo lo que necesito, hago lo mismo con la otra para después mirar a Rey.

PRÓFUGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora