Capítulo 52

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Volker

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Volker.

Me adentro al almacén en donde inmediatamente veo a mis hombres caminando de un lado a otro. Puedo sentir la tensión en el ambiente, puede sentirse como la rabia se desborda e impregna en todo nuestro alrededor.

La ira me llena por completo, mi cabeza reproduce cada maldita cosa, cada maldita escena se reproduce en mi cabeza como un jodido video en repetición.

—¿Qué es lo que pasó? —una voz detrás de mí hace que mis pasos se detengan. Siento como mis manos se vuelven puños, cierro los ojos con fuerza y tomo la paciencia que no tengo para girar lentamente hasta mirar a Yerik quien mira todo a nuestro alrededor.

Se supone que aún debe permanecer en cama, no entiendo qué hace aquí.

—¿Qué haces aquí? —pregunto entre dientes, abriendo los ojos lentamente y mirándolo, trae un pantalón de chándal y una camisa suelta deportiva, misma que permite ver las vendas que debe tener aún el torso.

Uno de sus brazos está completamente vendado.

—Escuché que las cosas no andan bien —responde, dando un par de pasos al frente—. ¿Qué pasó?

No respondo, Yerik mira todo a nuestro alrededor.

—Las noticias en la televisión no parar de decir lo mismo —prosigue—, hubo un enfrentamiento —sus ojos me interrogan—, no han dicho de quiénes se trata pero para mí está claro: Borka, la OMPC, y tú. Se destruyó el puerto de Miami, el mar está hecho una mierda y han tenido que desalojar a los ciudadanos que se encuentran en las orillas del mar después de que el altercado haya provocado más de una consecuencia.

—¿Qué es lo que la gente puede esperar de una puta guerra entre tres malditos bandos que no están dispuestas a ceder? —pregunto entre dientes.

No sé qué mierdas es lo que la gente espera de esto. Es una puta guerra no un maldito cuento en donde los villanos arreglarán sus problemas dándose flores, volviéndose aliados y pretendiendo que no nos hemos jodido ya lo suficiente.

Es una maldita guerra, está claro que el ambiente se ha llenado de muerte, de destrucción y de un maldito deseo de poder que no va a desaparecer hasta que un maldito bando se declare vencedor.

Borka ganó la maldita partida de hoy, ese búlgaro de mierda ganó hoy.

—Borka hizo que se perdieran grandes cantidades de Ceniza Infernal —comienzo, entre dientes—. Uno de los barcos estaba programado en salir hoy para Europa, fue tomado por la OMPC, explotado por Borka y Ceniza Infernal quedó hecha mierda en el mar —la ira no me permite concentrarme, no me permite pensar, no quiero nada más que no sea su puta cabeza en lo más alto de mi oficina, es un puto trofeo que anhelo con muchas más ganas que antes—. Tuve que ordenar la autodestrucción del barco, esa iba a ser la única manera de que no se pudiera tomar lo poco que quedara.

PRÓFUGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora