Capítulo 54 (POV Volker)

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"Porque cuando me despliegas y dices que me amas y me miras a los ojos eres perfección, mi única dirección, es fuego con fuego

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"Porque cuando me despliegas y dices que me amas y me miras a los ojos eres perfección, mi única dirección, es fuego con fuego."

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Volker.

Miro a la mujer inconsciente en la cama, mis ojos detallan a Dakota quien ahora mismo está recostada a mi lado. No he podido evitar recostarme a su lado. La miro únicamente, detallando su rostro, acariciando sus pómulos con mis dedos, rozando su piel suave y tersa.

Sus largas, rizadas y espesas pestañas negras llaman mi atención cuando por un segundo deseo que abra los ojos. Quiero y necesito ver el maldito verde que posee en la mirada, necesito deleitarme con el jodido color verde electrizante que parece consumirme en un solo segundo.

La ha revisado un doctor, ha asegurado que está bien y que fue drogada. El hijo de puta de Kumar la drogó. Mi sangre se calienta de solo pensar en lo que pudo haber ocurrido si no llegaba a tiempo. El solo imaginar que alguien pudo dañarla me pone mal, me saca de quicio, me hace enloquecer y maldecir todo y a todos.

Acaricio un mechón de su cabello castaño, delineando y acariciando este hasta colocarlo detrás de su oreja, la necesidad que tengo de tocarla y de sentirla es insana. Necesito tocarla y asegurarme de que es real, de que está aquí, de que la tengo conmigo.

Mis nudillos rozan sus pómulos de nuevo, puedo notar su respiración lenta y tranquila, está sumergida en un sueño profundo y ciertamente liviano. Un nudo se toma mi garganta de solo imaginarme que la única manera en que puede conciliar el sueño es siendo inducida a él.

Nada que ver con la Dakota de hace tres años que podía dormir todo el día o que se la pasaba tragando a cada segundo.

La rabia que comienzo a sentir me obliga a levantarme de la cama, tomo mi saco y me lo coloco para después caminar hasta la puerta de la habitación, mi mano rodea el pomo y antes de salir giro a mirarla, mis ojos recorren su cuerpo sobre la cama, trago saliva con dureza cuando mi cuerpo entero aclama por ella y me obligo finalmente a salir de la habitación después de asegurarme que hay una lámpara encendida, en caso de que despierte.

Mis pasos resuenan por el pasillo desierto cuando camino en este hasta otra de las habitaciones en el mismo pasillo, me adentro a la habitación que ocupo como estudio y sin pensarlo camino directamente hasta la licorera que tengo aquí, tomo un vaso para servirme vodka.

Hay una ansiedad irreal que me recorre el cuerpo entero, siento como una ola de miedo, pánico y preocupación me corren de arriba a abajo. No se supone que debería de sentirme así, no se supone que esto es algo que me caracteriza, no se supone que debo sentirme así.

No se supone que el miedo es algo que me caracteriza pero ahora mismo tengo miedo, miedo de saber que pude haberla perdido, miedo de saber que ese infeliz pudo dañarla, lastimarla, quitármela.

PRÓFUGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora