Confusión

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Merideth entró a la casa.Braon estaba frente a la chimenea leyendo un libro.

Libro que cerró cuando vio a Merideth empapada.

_¿Te ha pillado la lluvia?¿Donde estabas?

_Eh...con Legolas... oh, se me ha olvidado devolverle esto_dijo quitándose la capa_.

_¿Con Legolas?Me extraña que te lleve al valle cuando sabe exactamente a la hora que va a empezar a llover.

"Podría contarte un par de cosas de tu querido amigo, gran oso."

_Voy a darme un baño, tengo frío.Luego bajo, quiero ir a casa de Leah a charlar...cosas de mujeres.

_Claro, ve arriba, no vayas a pillar una pulmonía.El horno está caliente, ahora te pongo una olla con agua.

Con la ayuda de su padrastro, Merideth llenó la bañera.Se quitó toda la ropa mojada y se sumergió dentro.Aquello era gloria.Podría quedarse toda la tarde...pero quería hablar con Leah, lo necesitaba.

"Dame un sólo motivo para que deba confiar en ti"

"Tengo más de uno."

Ahi estaba de nuevo su voz interior.

"¿Qué quiso decir?¿Qué oculta? Si quiere que confíe en él, no será para nada malo, no?¿Y por qué no lo dice claro?¿Por qué... por qué está ese elfo empezando a rondar tanto mi cabeza?"

"Obvio, Merid."

"Es de raza élfica.Hijo de un rey,por si fuera poco.Además inteligente y hermoso como él mismo.Puede aspirar a cuanto quiera.Es perfecto.¿Para qué iba a quererme a mi?"

"¿Y por qué no?¿Acaso no iba a besarte si no hubieses resbalado?¿Qué fue ese beso en la mejilla?"

"No...me da miedo, sí, miedo.Miedo de no estar a su altura,de sentirme inferior, insignificante...y miedo de que sólo me use y me tire."

"¿Miedo de enamorarte de alguien que ni en un sueño podrás alcanzar?¿De alguien que pasará por tu vida como una estrella fugaz? ¿De alguien que te hará sentir un millón de mariposas en el estómago, las cuales en cuanto abras la boca vomitarás?"

"Sí, más o menos eso...enamorarme...qué palabra tan fuerte."

"Pues prepárate, Merid.Esto aún no ha terminado."

Cogió el jabón y se apresuro.Podría estar así hasta el día siguiente.

Había dejado de llover.Montones de charcos enfangados cubrían el suelo de camino a casa de Leah.

En cuanto su amiga le abrió la puerta se dió cuenta de que algo le pasaba.La hizo entrar a su cuarto y Merideth le contó todo, con pelos y señales.

Leah no sabía qué consejo darle y optó por decirle que siguiera a su corazón.

_Es que no sé si mi corazón acertará o se equivocará.

_Sólo lo sabrás si le dejas intentarlo_le dijo su amiga_.Ven,hagamos una tarta.Tengo una receta nueva.

Pasaron el resto de la tarde hablando de la fiesta e hinchándose a dulce.Por lo menos así olvidaría durante un rato ciertos pensamientos.


   El sol salió aquel sábado con fuerzas renovadas, al igual que Merideth.

Se levantó de un salto y se aseó rápidamente.Bajó, tomó la leche con Braon y unas pastas y se despidió, pasando por el cobertizo para llevar el cajón de madera a la plaza.

Varias mujeres ya estaban engalanando el lugar con cintas de colores, farolillos...Unos cuantos hombres traían mesas y bancos de madera desde las posadas de la calle principal,y otros, taberneros, cargaban con barriles de cerveza y de vino, que dejarían allí hasta la noche bajo la atenta vigilancia de los guardias.

Las Gemas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora