Namárië

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Legolas aterrizó en el jardín de un salto y corrió por la callejuela hacia la atestada plaza.Otro fuerte estruendo sordo resonó en los alrededores y un ruido de maderas rotas indicaba que en el próximo golpe de ariete, la puerta se vendría abajo irremediablemente.Apresuró su carrera.¿Hacia dónde habría ido Merideth?


Vió a Frain a caballo dando vueltas alrededor de los soldados dando órdenes y se fué hacia él. De un salto se le tiró encima, cayéndolo del caballo boca abajo y, desenfundado una de sus dagas élficas de la espalda, se la puso en el cuello, apretándolo por la cabeza contra el suelo.


_Sé que Merideth ha pasado por aquí, la has visto. ¿Hacia dónde ha ido?


_¡Eh! ¿Estás loco?¡Suéltame, el portón está a punto de...!


El elfo le apretó aún más la daga, haciéndolo sangrar.


_Morirás igualmente si no abres el pico ahora mismo.


Frain habló, por supuesto.


_La he enviado a la entrada sur...


Legolas le retiró la daga y subió al caballo de Frain, llevándoselo y dejando a su jinete en el suelo, a cuatro patas tocándose el cuello.


El elfo arreaba al caballo por la calle principal,intentando llegar hasta Merideth antes de que ella lo hiciese a la puerta sur.Cruzó la plazoleta y algo que vio de reojo lo hizo detenerse.


Los cadáveres de dos orcos ensartados con sendas flechas,yacían bajo la lluvia.


"Merideth..."


Volvió a hacer galopar al caballo y entró raudo por una de las calles que llevaba al cementerio.



La chica atravesó el camposanto sembrado de lápidas.Desde allí podía ver cómo un grupo de arqueros defendían la puerta de la muralla...y Braon se encontraba allí arriba, al mando. Se animó al verle y apretó el paso.


_¡Braon! ¿Qué estás haciendo aquí? ¡¡Vámonos!!


El hombre miró hacia abajo, sorprendido de encontrarla allí.


_¡Vete con Legolas, Merideth!_gritó él, pendiente de esquivar las flechas que lanzaban los pocos orcos que quedaban en el exterior aún con vida_¡Huye de aqui! ¡¡Ya!!


_¡No! ¡Ya te he dicho que no voy sin ti!¡No voy a moverme de aquí si no vienes conmigo!


Braon se sentía impotente.No podía dejar que Merideth continuase en aquella ciudad más tiempo.


_¡Está bien!Bajaré y te acompañaré hasta...


Una flecha negra impactó contra la espalda del hombre, clavándose profundamente entre los omóplatos y dejándolo de pie, inmóvil sobre la cornisa.

Las Gemas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora