Eran caminos malos y pedregosos, Alasmmel esperaba no perder alguna rueda, pero a medio camino tuvieron mala suerte y se rompió en dos una de las de delante, volcando hacia un lado, y los que iban dentro, perdieron el equilibrio y cayeron unos sobre otros.
El elfo saltó del pescante y se asomó detrás.
_¿Estáis bien?_preguntó_¿Y él?
_Nosotras sí_respondió Merideth, con unas oscuras ojeras bajo los ojos_, pero él no, Alasmmel, ¿puedes arreglarlo?
_No tengo con qué_dijo subiendo dentro para verlo_, desengancharé al caballo y lo llevaré así. Seguid vosotras por éste camino, avisaré a los guardias para que os recojan.
El escolta le abrió los ojos a Legolas.Los tenía oscuros en vez de su color normal, y le destapó un poco la herida de la clavícula.
_Oh, no..._murmuró, cuando vió que la infección se le había extendido_Aguanta, amigo, ya estamos ahí.
Se dio prisa y lo subió al caballo, alejándose a toda prisa de allí.
Merideth y Leah comenzaron a andar, agotadas y al límite de sus fuerzas, apenas se tenían en pie, e incluso a veces tenían alucinaciones y se detenían, desorientadas y confusas.
Merideth se agachó en el suelo, estaba extenuada, su cuerpo ya no estaba con ella y la mente se le nublaba, llevándola a la inconsciencia.Su alrededor le parecía irreal, de sueño, y no se acordó de Leah, que estaba sentada más atrás, sobre una roca, en el mismo estado que ella.
Agitó la cabeza, intentando aclarársela, pero le duraba poco.Caminaba unos metros y de pronto, volvía a tener aquellas alucinaciones...árboles que se movían, cosas que salían del suelo, destellos...caballos.
Alguien la sujetó y la subió a uno, donde se apoyó en ese alguien y se relajó mientras escuchaba cómo los cascos golpeaban el suelo...rápidos, incesantes...
Despertó desorientada,en un sitio extraño, una cama extraña...¿dónde estaba? Nada le resultaba familiar.
Se incorporó de un salto...¿cuánto había dormido?
_¡¡Legolas!!_gritó.
Y vió la puerta y salió corriendo hacia ella, justo en el momento en que un guardia elfo la abría, sorprendido al oírla gritar.
_¿¿Dónde está??_le dijo, agarrándolo de la ropa_¡Llévame con él! ¿¿Cómo está??
_Vive aún_respondió_, acompáñame.
Merideth lo apremió para que se diese prisa y ella corrió tras él.
Cruzaron unos cuantos pasillos iluminados con antorchas y se detuvo ante una de las puertas, que se encontraba encajada y salía una tenue luz a través de su rendija.
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Las Gemas Gemelas
أدب الهواةA los once años, Merideth fue rescatada por el capitán de la guardia de Carlharat, una ciudad de la Tierra Media, al oeste de las Montañas nubladas. Un puñado de orcos casi la matan a golpes para llevársela,junto a la piedra rota que llevaba colgada...