A través de las contraventanas, ya cerradas por el frío, se oían risas y carcajadas.
Merideth, Leah y Braon le pedían, entre inevitables lágrimas a Cerel, que les contase otro de sus chistes.
Habían quedado allí para cenar, y éste amenizaba la reunión haciendo reir a todo el mundo.Se sabía miles de chascarrillos e historias hilarantes que había ido memorizando durante todos sus viajes.
_Y aquella vez, a mi padre no se le ocurrió otra cosa que levantarle la pata al buey_contaba, mientras comía un trozo de pan_, ¿y a qué no sabéis qué pasó?
_No me digas que le dió una patada...oh, Cerel..._decía Merideth mirándolo compungida.
_No, pero creo que lo prefirió_le respondió el chico_.El pobre animal creyó que iba a dolerle, como la vez anterior, y se asustó.Imaginaos aquel tranquilo buey empezando a correr como un loco tirando de la carreta cargada hasta arriba y arrastrando al otro_los demás rompieron en carcajadas_.Mi padre corría detrás de ella,y yo tras él, con mi madre dentro, gritando histérica y todos los rollos de tela volando.Entonces la rueda de la carreta tropezó con una piedra y se volcó todo.
Ahora reían menos.
_Dios mio_gritó Leah, que no sabía si reír o preocuparse_, ¿y tu madre...qué le pasó?
_¡Bah, nada!Pero cuando miramos dentro asustados para ver si estaba herida o algo, la encontramos con el trasero hacia arriba y una bobina de hilo coronándole aquel sitio.
Las chicas y Braon se partían de risa.
_Esperad, hay más... cuando levantó la cabeza, llevaba toda la cara pintada de azul del polvo de una de las tizas de señalar las telas.Era digno de ver, os lo aseguro.
Las carcajadas de todos aumentaron, incluido Cerel.
_Y lo único que acertó a decir fue "¿Qué diablos le has hecho al buey, estúpido?
Braon se imaginaba la escena y casi cae de la silla riendo como un loco, mientras que Merideth y Leah se sujetaban el estómago muertas de risa. Cerel decidió parar un rato, para recomponer aquellos nerviosos cuerpos.
_Está rico este queso, ¿de qué es?
_De leche de buey, Cerel,llévate un trozo para Lilian_le soltó Braon, el cual terminó llorando con ésto y las muchachas con dolor de vientre.
Charlaron hasta bien entrada la noche.
Merideth agradecía que su amigo estuviese allí con ellos.Era muy divertido, y con su forma de ver la vida, la hacía olvidar momentáneamente de todo lo que la preocupaba.
Lo observó mientras le contaba algo subido de tono a Leah, haciendo que ésta riese y se pusiese roja.
¿Cómo podía haber rechazado a ese muchacho durante tanto tiempo, sabiendo lo que él sentía por ella?
No la llenaba, eso era todo.Cualquier chica bebería los vientos por encontrar un hombre así, atento, divertido, hermoso, trabajador...
Y Legolas...lo había conseguido tan sólo en unos días.El elfo era completamente diferente a él. Serio, misterioso...pero tenía ese 'algo' especial que era lo que a ella la había atraído y la había vuelto loca.Ese 'algo'indefinido, que provocaba dentro de sí misma que se levantase un huracán, barriéndola por dentro y arrastrando con su fuerza toda la pasión que podía absorber para hacerla rezumar por todos los poros de su piel y ofrecérsela sin tregua, pidiéndole a cambio, la suya y arrasando con todo entre los dos.
Así era como la hacía sentir.
Ya hacía un mes que se fue y lo echaba de menos como el primer día...quizá más aún.
Al fin, los invitados se despidieron y salieron al jardín. El muchacho acompañaría a Leah a su casa, y seguidamente, él subiría calle arriba hacia su casita de alquiler.
Merideth recogió la mesa junto a Braon.
_Déjalo, gran oso, ya lo hago yo, vete a la cama.
Braon dejó de recoger, pero se sentó en la silla.
_Déjalo tú también. Siéntate conmigo un momento.
Merideth arrimó una silla sin decir palabra.
_Lo extrañas,¿verdad?_le preguntó él.
_Sí_respondió ella, bajando la vista_.
El hombre sonrió.
_Quién lo diría.Cuando apareció aquí aquella noche,te pusiste hecha un basilisco.No querías verlo ni en pintura.
Merideth sonrió también.
_Bueno...tenía una razón para eso.No te la llegué a contar.
La chica le narró su encuentro en el bosque con él aquel día en el que se adentró para llenar el jarrón.
_Y...bueno, pensaba que querría vengarse de mi, o darme una lección... me tenía aterrada, ¿sabes?
Braon la miraba con cariño.
_Nunca habría pasado eso.Creo que puso los ojos en ti desde el primer día.
La chica lo observó con interés.
_¿Tú crees?
_Sin duda...¿sabes? Estuvimos hablando.Aquel dia que lo invitaste a almorzar.
_Ah, ya lo suponía. Querías hacer de casamentero por fuerza, ¿eh, viejo zorro?_le dijo Merideth con un tono de reproche en su voz.
Braon la miró seriamente.
_Es con él con quien deseo con todas mis fuerzas que hagas tu vida.Con Legolas estarás segura y protegida cuando yo me vaya de este mundo.
_No hables así...parece como si lo tuvieses planeado.
El hombre guardó silencio.
_¿¿Lo tenías planeado??_se sorprendió Merideth.
_Bueno... digamos que quise probar a ver si funcionaba y...
_Oh, Dios mío... entonces,¿las clases también eran una farsa?
_No.Necesitabas esas clases, pero vi ahí una buena oportunidad.
Merideth no se lo podía creer, no sabía si agradecerle o enfadarse por decidir su vida.
_Braon... esto ha sido algo muy, muy excepcional...¿qué habría pasado si nosotros no...ya sabes...? Habrías perdido el tiempo.No creo que hubiese muchas oportunidades, dadas las...diferencias.
_Seguirías teniendo los conocimientos que ahora posees.
_Oh..._dijo ella, abriendo más los ojos_desde luego, pensaste en todo.
Eso intentaba.
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Las Gemas Gemelas
FanfictionA los once años, Merideth fue rescatada por el capitán de la guardia de Carlharat, una ciudad de la Tierra Media, al oeste de las Montañas nubladas. Un puñado de orcos casi la matan a golpes para llevársela,junto a la piedra rota que llevaba colgada...