Entre retales

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Aquel sábado, Merideth volvió del breve paseo algo mejor.Por supuesto, no dejó de pensar y darle vueltas a la cabeza.

Sólo dos semanas duró,y en tres o cuatro días ya sentía algo por él, aunque no lo quisiera reconocer.

Lo único que deseaba en ese momento es que estuviese bien... si tan sólo pudiese averiguarlo de alguna manera...

Pasó el fin de semana y el primer día de la siguiente cosiendo prendas atrasadas que amontonaba en su armario a la espera de tener algo de tiempo.Lo primero que vió fué el vestido que confecciónó para la fiesta de primavera... vestido que ahora tenía que arreglar por culpa de aquella maldita rata llamada Frain.Recordó cómo Legolas estuvo a punto de cortarle el cuello cuando la atacó en el jardín...estaba cuidándola en todo momento y ni siquiera pudo ver eso.Qué tonta...no darse cuenta de cosas tan obvias...

El vestido no estaba tan mal como ella creía. Sólo tenia que coserle un par de vivos plateados que, con el forcejeo se había descosido, y ponerle una nueva pieza de tela bajo el escote.El borde inferior estaba desgarrado también, pero a lo largo.Le cortaría un par de centímetros, lo suficiente para disimular el desgarro, y le añadiría un encaje morado que guardaba para esa tela, así compensaría el corte del largo.

Ya tenía en qué entretenerse. Al día siguiente acudiría a ls costurera, por si tenia trabajo amontonado y podía ganarse algun dinero haciéndolo ella.

Leah venía a veces a verla y charlaban mientras Merideth cosía en el sillón y su amiga amasaba pan en la mesa del salón-cocina.

_Creo que te vendría muy bien, Merid_dijo ella cuando la chica le refirió lo de trabajar cosiendo_.Sería una buena idea mantenerse ocupada.Tú te lo has tomado mucho peor que yo.

Merideth dejó la aguja un momento.

_Claro que me lo he tomado peor.Lo nuestro, sin saberlo, sólo ha sido...ya sabes...nada completo.Y aún peor me siento cuando pienso que creo que yo fui la culpable de su indecisión.

_¿La culpable?_preguntó Leah golpeando y pellizcando la masa_Tu no tienes la culpa de nada. ¿Por qué lo dices?

_Hace poco, Braon empezó a soltar la lengua delante de él y a dar la lata con matrimonios, compromisos, maridos...

Leah se reía, lo estaba imaginando.Merideth siguió.

_Y cuando se fué, Legolas me preguntó si lo que no quería era casarme.Le di largas haciéndole entender que no...y en otra ocasión le solté que los compromisos eran demasiado largos y que sería mayor psra casarme con alguien.

Leah la escuchaba atenta.

_Me parece que lo espanté, ¿no?

Su amiga afirmaba con la cabeza mientras le daba la vuelta a la masa para seguir apretándola.

_Puede ser.Alasmmel te lo sugirió sutilmente, ¿recuerdas? Te dijo que tenía miedo de decirte algo.

Merideth se interesó por ella.

_¿Qué hay entre tú y él, Leah?

Su amiga sonrió mirando a la masa.

_Diría que lo mismo que entre vosotros, pero con la diferencia de que Alasmmel...no temía nada.

Su amiga dejó la costura y rió.

_¡No me digas que os habéis comprometido!¡Leah!¿Cuando pensabas decírmelo?

_Bueno...eso fue mientras estabais fuera,de examen_dijo ella, algo avergonzada_.Me lo pidió formalmente y...bueno...que le gustaría casarse conmigo algún día.

_¡Oh, vamos!_gritaba Merideth, alegre_¿Y qué le respondiste?

_Que sí_le contestó ella_.Sé que todo ha sido sorprendentemente rápido, una verdadera locura, pero lo acepté.

Merideth se levantó del sillón y se abrazó a ella, felicitándola.

_Pero para eso, tendría que volver_le dijo Leah, ya seria_.

Como le dijo a su amiga, Merideth fue a ver a la costurera.Efectivamente, tenía demasiado trabajo, y le vino muy bien la ayuda que le ofrecía la chica, así que en vez de estar en su casa dándole vueltas a la cabeza, pasaría la mañana allí mismo trabajando y las tardes las tendría libres para hacer lo que quisiera.

A la semana siguiente llegarían los mercaderes para comenzar la feria, y con la compañía de Cerel estaría más entretenida, hablando de diversos temas que durante un año se habrían ido acumulando.

Por las tardes decidió ir a montar,con el arco al hombro.

No iba a cazar, iba a los postes.

Galopaba velozmente sobre Ocaso disparando a los tablones,tal y como le había enseñado Legolas.Cargaba, apuntaba, disparaba y volvía a cargar, rápidamente, sin errar apenas el tiro. Luego bajaba del caballo y lo hacía corriendo, agachándose, disparando, levantándose y girándose, para disparar al poste que se encontraba detrás de ella.

Terminaba casi de noche, rendida y agotada, pero satisfecha.

Braon le había buscado una espada, parecida en tamaño y peso a la que el elfo le había estado prestando.Ensayaba los movimientos sola, con uno de los postes, haciendo como si fuese un cuerpo.

A veces, se sentaba a descansar en el valle,donde ellos acostumbraban a desayunar,y lo echaba de menos.

Esperaba con todas sus fuerzas que todo estuviese bien y poder volver a verlo pronto.

Para Merideth, los días iban pasando lentamente, entre hilos,tijeras, arco, dedales, espada y breves escapadas a caballo hacia la pradera, e incluso a la cascada.

Braon la observaba a veces en casa.

Alguna vez la había sorprendido con la mirada perdida, al vacío. Entonces la llamaba y hablaban de cualquier cosa,animándola.

_Mañana llegará Caromer y su familia, si no me equivoco_le comentó cenando_.

_Sí, lo sé. No faltan ningún año.¿Crees que éste traerán más telas importadas?Las del año pasado eran carísimas, no me salen rentables, pero son preciosas para hacerme algo bonito.

_Puede ser, quién sabe..._le respondió el hombre.

Estaba contento de que tuviese ganas de hacer cosas.

_Braon...¿hay alguna noticia del Bosque Negro?

Su padrastro se lo veía venir.

_No, hija, ninguna.Si no envían mensajeros, o lo hacemos nosotros, me temo que nada podemos saber.

_¿Por qué están atacando el reino?_le preguntó.

_No lo sé,Merid.Pero...he visto que por las tardes sales de la ciudad.No lo hagas, por lo menos hasta que no sepamos con certeza el por qué.

Merideth quedó extrañada.

_No sé qué tiene que ver aquello con esto...Braon... ¿qué crees tú exactamente?_le interrogó la chica, mirándolo fijamente_Tú piensas algo, pero no me lo quieres decir.

El hombre se vio acorralado.

_Lo que yo crea no importa, porque puedo tener la razón, o no tenerla, pero tú, de todas formas, debes tener cuidado y no salir, especialmente, sola.Merid..._dijo ahora cogiéndole las manos_todos dependemos de ti.Ahora, más que nunca, debes ser más cauta y precavida. Si fallamos en algo, todo se perderá, y ya no lo digo por el resto... lo digo por ti.

Merideth lo entendía perfectamente.

_Claro que sí, gran oso_le dijo ella apretándole las manos con las suyas.

Las Gemas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora