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— Dejame ver si entendí, ¿Entonces no es la novia?.

Ahí estaba yo comiendo los panqueques que me preparó, escuchando lo que Daniel le contó a Lara y la hipócrita que me siento al haberlo tratado mal, joder soy de lo más mierda.

— Así es, y como amiga te doy un consejo, ¡NO MIERDAS JUZGUES SIN CONOCER LAS DIFERENTES VERSIONES!.— Grita mientras acomodó su camisa Dior y pantalón de Chanel

Y yo que mi ropa la consigo en el tianguis.

Lo que callamos los pobres.

¿Qué haces?.— Pregunta extrañada.

— Estoy buscando en Google, ¿Cómo dejar de ser estúpida?.

— ¿Y qué te sale? .

— Paso número uno: Sé más inteligente.

— Nah eso no va contigo, ¿Y el número dos?.

— ¡Oye!.— La miro mal, para devolver la mirada al móvil.— "Si no puedes, úneteles". Y una frase inspiradora de abuelita.

— Bueno... esa está mejor.— coloca su mano en el mentón.— Pero ya, eres inteligente perra, aunque te de bullying, pero tienes que pensar las cosas dos veces y ser serena para cuando pasen cosas como estas. No siempre voy a ser su cupido salvador, además me falta el pañal y ni el arco con las flechas me he comprado. Hasta para ser cupido hay que tener presupuesto.— Hace muecas llorando.

— Así que trágate ese orgullo y discúlpate

Para que ofenderme si es muy cierto, parte de mi orgullo es el que muchas veces no me deja arreglar las cosas y la cago.

— Voy a estar en tu casa mientras, Tal vez haya sexo de reconciliación y honestamente amiga, tus gemidos son muy altos, así que dormir aquí. No gracias.

Mis mejillas de tiñen de rojo.

— Maldita.— digo entre dientes.

— Sé que me amas.— Dijo para luego abandonar la habitación.

El sonido de la puerta cerrándose me indica que falta poco para que Daniel entre. Organizo mis pensamientos y trato de formar las palabras que voy a decir, pero estoy muy nerviosa como para pensar claramente.

Muerdo mis uñas nerviosa, hasta que me acuerdo del té. Tomo lo poco que había dejado, y la tibieza del líquido hace efecto en mis ajetreados pensamientos.

Nuevamente escucho como la puerta se cierra, veo como el cuerpo de Daniel parece algo ansioso, su pierna tiene algún tipo de tic nervioso, hasta pensaría que está por darle un espasmo o algo parecido a un ataque de epilepsia.

Ahora me arrepiento de haber tomado el té, se lo hubiera dado.

— Daniel...

— Elizabeth

Los dos hablamos al mismo tiempo.

— Tu primero.— Volvemos a decir y una risa nerviosa nos consume a ambos.

Esta vez, yo inicio.

— Iré primero. Yo... lo siento mucho Daniel, fue inmadura, no espere a que me explicaras y... perdón.— Nuestros ojos se conectan y un escalofrío baja por mi espalda.

Sin romper la conexión avanza hasta llegar a mi lado y une sus manos con las mías.

— Ella era mi psicóloga, ¿Recuerdas el tiempo que me desaparecí?. — Asiento con mi cabeza.— Bueno, era porque estaba en terapia, los profesores comprendieron la situación y pude pasarles los trabajos en online para así no dejar el año, Ella y yo solo tenemos una amistad por el hecho de me ha ayudado bastante tanto emocional como psicológico estoy agradecido y me cae bien, me demostró quien soy yo en realidad y ahora miras a una persona diferente e intentando mejorar, además me ayudo a abrirme los ojos y darme consejos.

— ¿Abrirte los ojos?.— Digo confundida mientras él se acerca un poco más, no. No lo hagas esta distancia es dañina para mi corazón.

— Eli, tú me...— Un rayo hizo que los dos brincáramos en la cama, por instinto fui directo a sus brazos.

Nos tranquilizamos cuando escuchamos el goteo caer en el techo.

Maldita lluvia siempre cagas los mejores momentos.

Creí por un instante que iba dar por olvidado el tema, hasta que lo veo tomar aire y quitarme el mío con su sonrisa radiante y una mirada que destella una palabra: Libertad.

— Elizabeth Smith, me gustas.

Ahí mismo, sentí que el tiempo se detuvo, los latidos de mi corazón se aceleraron tanto que juré estaba muriendo de un paro cardiaco, que mi corazón en uno de esos violentos latidos iba a dejar de latir, mi respiración se atascó en mi garganta.

Otro trueno cayo, pero esta vez ninguno de los dos reaccionó, por mis parte miles de pensamientos pasaban por mi mente.

¿Será una broma?, ¿Es verdadero?, ¿Lo estoy soñando?.

Mi mejor amigo, el que yacía enamorada de él desde el inicio, aquel chico que era abiertamente gay y no tenía miedo de decirlo, el que cogía conmigo solo por la satisfacción sexual plena, el que desapareció de mi vida, así como vino, el que me llamaba y trataba como hermana menor, el que juraba nunca le iba a gustar una mujer.

Como puedo asegurarme cien por ciento de que no caería otra vez, o de que solo me está tomando el pelo, mi mente en menos de un segundo tiene más de quinientas teorías, dudas, pero más que todo emoción, ilusión.

Pero, si salgo lastimada, ¿Quién acomodará las piezas de mi corazón?.

— Yo...

— Sé que te he lastimado, y me arrepiento como no tienes idea pequeña, pude haber manejado mejor la situación, más sin embargo cometí otras que lentamente te dañaron, Entiendo si no confías es totalmente justificable, pero déjame entrar una vez más en tu vida, o por lo menos como amigo.

— ¿Por lo menos?.—Mencione algo confundida

— Mi plan es ser tu confidente, tu cofre, tumba, caja fuerte, la persona que te cuide, mime, estime y proteja, Quiero ser aquel a quien le muestres tus inventos, trajes, ropa. Cuando quieras ir al centro comercial y comprar algo ser el que te demuestre lo hermosa que te vez en cada uno de ellos, Aquel que te empuje a ser mejor persona cada día, tanto en la vida diaria como en lo profesional, apoyarte en los peores y mejores momentos.— Lagrimas se asoman en mis ojos.— No estoy intentando presionarte por que seamos algo, iremos a la lenta si tú lo deseas, solo quiero expresarte, decirte lo mucho que te quiero y lo arrepentido que estoy por lastimarte, por lastimarnos, por...

Mi abrazo inesperado corta sus palabras, paso una de mis piernas para poder estar ahorcadas en él, presiona con fuerza mi cuerpo, como si temiera dejarme ir. Sollozo en silencio mientras apoyo mi cabeza en su hombro y siento su quijada en el espacio de mi cuello.

Después de algunos minutos, nuestros pechos se separan, algunas lágrimas rebeldes salen y Daniel las limpia rápido, una sonrisa sale inconscientemente de mi rostro.

— También me gustas, Daniel Anderson.


*Les lanza un capítulo recién salido del horno*. Como siempre una disculpa si hay errores de ortografía, les subo cada que lo tengo listo. 

¡POR FIN!, Nuestro Daniel por fin lo dijoo SIUUU, no fue algo romántico a la luz de la luna o velas pedorras todas usadas en declaraciones (aunque para que negarlo son bonetas como decoración) namas utilizo 4 palabras bonitas y que hubiera tormenta jajsja.

¿Porque todo lo dicen cuando esta lloviendo? que coincidencia, además pensándolo bien  ¿Desde cuándo esta historia es romántica?, romance hay, pero sexual 7w7 XD.  

Gracias como siempre por leer, hay muchas cosas interesantes que tengo pensado para el futuro de los protagonistas, inspirado en Romeo y Julieta tal vez... 

Utilizando a mi mejor amigo gayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora