Aún no amanecía cuando Ichigo abrió los ojos aunque no había dormido realmente. Durante toda la noche había estado pensando en Rukia y en cómo pudo haber tomado la decisión del Concejero de la Paz sobre ejecutar a la chica.
Ichigo había tenido el cuidado de joderle la mente a la chica cuando dio la orden de ir a buscarla con ese falso mensaje, por eso su madre sabía que él había sido quien orquestó todo el teatro del secuestro.
Él se había deshecho de la doncella que siempre iba con Rukia para todos lados y la chica que dió el mensaje no iba a poder decir quien le dio la orden de sacar a Rukia de la zona de la reina sin importar cuánto la interrogaran o torturaran.
Ichigo soltó un suspiro después de llegar a la conclusión de lo que tenía que hacer para evitar esa ejecución. No podía salvarle la vida pero le evitaría el sufrimiento en los últimos momentos.
Se levantó de la cama y aprovechó el que aún fuera de noche para empezar a rezar en aquel antiguo idioma del amanecer que le enseñaron en el reino de su abuelo.
Con cada oración que él decía, el tatuaje en su espalda se movía de una manera lenta. Ese tatuaje no tenía una forma definida, eran líneas que se cruzaban y cambiaban de vez en vez según él usará aquella magia heredada de su madre. Su tío decía que esos tatuajes eran una sombra viva, parte de la deidad a la que ellos rezaban.
Ichigo movió la mano derecha como si fuera un maestro de las marionetas, el tatuaje se había movido y parte de este había escurrido por su brazo en forma de líneas. Ichigo no había dejado de mover sus dedos cuando aquellas líneas llegaron a la punta de sus estos formando hilos y el movimiento hizo que aquellos hilos se empezaran a condensar hasta formar una pequeña mariposa negra.
Una mariposa de la muerte.
— Búscala y llévala con la Madre Original. — Le dijo Ichigo a a pequeña mariposa que estaba parada sobe su dedo índice derecho. — Es mi tributo a la Sombra.
Después de aquellas palabras, la pequeña mariposa agitó sus alas y se perdió entre las sombras de la habitación.
── ✦ ──
Kaien no había dejado de pensar en todo lo que había pasado con respecto al secuestro de Rukia.
Todo era demasiado extraño, tanto la forma en que ella había sido secuestrada hasta la sentencia de muerte que había pedido el Concejal Kuchiki bajo el supuesto de que alguno de sus enemigos se pudo haber infiltrado en el palacio para vengarse de él.
El Concejal Kuchiki tenía razón para pensar eso, el hombre había sido el responsable de mantener la paz del reino matando a todos aquellos que habían intentado perturbar el reinado de su padre.
Los Kuchiki eran los verdugos del rey con un título bonito.
Aun así, había algo extraño en todo eso que Kaien no lograba comprender y que no lo dejaba en paz. Era esa sensación de que había algo más que nadie estaba viendo y que era importante.
Llegó al patio de ejecución aún con la mente dándole vueltas a esa idea de que todo era demasiado extraño, y se encontró con padre, con el Concejal Kuchiki e Ichigo, junto con varios soldados más.
Kaien fijó su atención en Ichigo, que parecía demasiado serio y al mismo tiempo indiferente a lo que sucedía. Era como si su mente no estuviera ahí.
El rey le dedicó unas palabras al Concejal con respecto a la situación que pasó Rukia y el Concejal las aceptó con serenidad. Se suponía que Rukia debía estar ahí pero ella no estaba, y Kaien supuso que el Concejal no lo había permitido. Suficiente trauma debía tener la chica con el secuestro.
Se dio la orden para que trajeran a la prisionera y los soldados fueron a buscarla. Tardaron un poco más de lo habitual, el Concejal estaba poniéndose de mal humor, cuando un soldado llegó y les informó que la chica estaba muerta.
La sorpresa se reflejó en los rostros de todos al escuchar aquella notícia. El rey pidió ser llevado hasta donde estaba el cadáver de la chica y los soldados así lo hicieron. Detrás del rey fue el concejal, Ichigo y el propio Kaien, que seguía pensando que había algo extraño en todo eso.
Los soldados habían puesto el cadáver de la chica sobre el camastro dentro de la celda, la tenían cubierta con una manta que fue retirada para que el rey pudiera ver a la chica y comprobar que realmente era ella.
El rey interrogó a los soldados que estaban de guardia pero nadie vio algo, nadie entró a esa celda y nadie salió. La chica simplemente murió mientras dormía, aunque eso no tenía sentido porque la chica no tenía ningún tipo de herida que resultara peligrosa para su vida.
— ¿Cómo debo interpretar esto, su majestad? — Preguntó el Concejal cuando salieron de las celdas dónde estaba el cadáver de la chica. El rey había dado la orden de deshacerse de ella de manera discreta.
— Sea quien sea que estuvo detrás del secuestro de su hija, quizás también provocó la muerte de la chica. — Comentó el rey con evidente molestia en la voz. — Es una posibilidad muy grande que no puedo obviar.
— Su majestad, no voy a permitir que esto pase de nuevo. Ya perdí una hermana, no voy a perder a una hija. — Agregó el Concejal Kuchiki con un tono de voz completamente serio. — Me llevaré a mi hija a Maranni. Ella no volverá hasta que yo pueda estar seguro que aquella historia no se va a volver a repetir.
Kaien no entendió a lo que se refería el concejal y le sorprendió ver qué el rey asentía a las palabras del hombre, como si el mismo rey hubiese pensado lo mismo. Todo seguía siendo muy extraño.
— Pueden irse en el momento que deseen. Nosotros nos encargaremos de averiguar qué está pasando. — Añadió el rey con calma. — Cualquier cosa, los mantendremos informados.
— ¿Dónde está la doncella personal de Rukia? — preguntó Ichigo de repente, llamando la atención de todos. — Se supone que Rukia nunca está sola, ¿Dónde estaba la doncella cuando Rukia salió de la zona de la reina?
Aquellas preguntas hicieron que todos se quedaran en silencio. Eso era lo que Kaien sentía que había de extraño en toda esa situación. Cuando Rukia desapareció, ella estaba sola.
── ✦ ──
Rukia estaba caminando de un lado a otro jugando con sus manos que sudaban a causa de los nervios por el destino de la doncella. Ella la había condenado a muerte cuando solo era una víctima de un plan que no la había considerado.
Su padre entró a la sala de la Casa Kuchiki y Rukia dejó de caminar a la espera de alguna palabra de su padre mientras buscaba con la mirada algún resto de sangre que dijera que se hizo efectiva la sentencia.
— Prepara tus cosas, volveremos a Maranni hoy mismo. — Su padre no estaba feliz en absoluto.
— Padre, ¿Por qué? ¿Qué está pasando? — Las preguntas de Rukia hicieron que su padre dejas de lado el vaso con brandy que se había servido en ese momento.
— Es muy probable que tú no estés segura en este lugar. — Explicó su padre antes de ordenar a una de los soldados que prepararan todo para el viaje. — El rey ha concedido que nos vayamos hasta que se solucione esto, así que prepara tus cosas.
Rukia se quedó en silencio. Ella nunca había imaginado que todo se había vuelto así de grande tan rápido. Ni siquiera pensó en que su padre actuaría de la manera en que estaba actuando.
— Padre, ¿Qué pasó con la doncella? — Preguntó Rukia queriendo y no queriendo saber la respuesta.
— Está muerta. Se suicidó. — Rukia no supo cómo sentirse con esas palabras. Era su culpa que la chica estuviese muerta. — Arreglaré unas cosas, después de comer nos iremos. No puedes salir de aquí. Akura se encargará de tu cuidado.
Su padre se tomó el resto del brandy en su vaso y salió de la casa Kuchiki para regresar al palacio. Rukia se quedó sentada en uno de los muebles, sabiendo que burlar a Akura sería imposible y que no tenía sentido intentarlo.
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Notita: el siguiente capítulo es el final de temporada.
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El Ruiseñor || IchiRuki FF
FanfictionIchigo regresa al reino después de completar su educación en el reino de su madre, se supone que él es el heredero, se supone que todo está bien y se supone que nada va a cambiar. Se supone. Ichigo ha aprendido, de una manera cruel, que su padre no...