29 junio - x492

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Ichigo estaba en silencio, con su espalda apoyada contra el respaldo de la silla, con sus manos sobre el escritorio y con el anillo de compromiso de Rukia entre sus dedos. Él estaba perdido en sus pensamientos, mirando el anillo que brillaba de forma poco natural, como si hubiera fuego líquido dentro del anillo, y pensando en Rukia.  

El tiempo de recuperación después de usar la magia había terminado, él estaba bien y saludable, incluso se sentía mejor que cuando viajó a Maranni, y sabía que era por el efecto que el anillo tenía en él. No se lo había devuelto a Rukia, no había hablado con ella desde la noche en que regresaron al castillo, y sabía que debían hacerlo o todo podía terminar yéndose al infierno.

Ichigo sabía que debía darle tiempo a Rukia para asimilar todo porque lo que él le había dicho no era algo fácil de entender, y trataba de ser comprensivo. También se dijo a sí mismo que si Rukia no se apresuraba a pensar, la iba a secuestrar de nuevo.

— Comandante, la señorita Kuchiki está aquí. — Informó uno de los soldados que hacía guardia frente a su oficina, rompiendo el silencio en el que se encontraba Ichigo. Ichigo asintió y dejó que Rukia entrara.

— Su Alteza. — Rukia lo saludó con respeto al entrar a la oficina. El soldado cerró la puerta detrás de ella e Ichigo notó que Rukia estaba mirando al suelo. Ichigo sabía que ella evitaba mirarlo porque Rukia no solía bajar la mirada cuando hablaba, mucho menos frente a él.

— Señorita Kuchiki, ¿desea algo? — Preguntó con aparente calma aunque lo único que quería era acercarse a ella y besarla, tenerla en sus brazos y saber lo que estaba pensando en ese momento.

— Yo... — Rukia vaciló por un momento antes de decir algo e Ichigo esperaba que ese fuera el día en que Rukia volviera a pedir su anillo. La noche que hablaron ella se había negado a recibir el anillo de nuevo. — La reina Masaki pide que se me asigne una escolta, deseo visitar la ciudad y no tengo una escolta asignada.

Ichigo suspiró porque ese no era el día.

— ¿Cuándo va a visitar la ciudad, señorita Kuchiki? — Preguntó con calma, colocando de nuevo el anillo en el dedo meñique de su mano derecha y hurgando en unos papeles buscando algo. Ella no levantó la mirada y él dejó de esperar que lo hiciera en ese momento.

— Mañana.

— Mañana habrá un soldado esperándola en la Gran Puerta, la acompañará en su visita a la ciudad. ¿Necesita algo más, señorita Rukia? — Preguntó pero no se movió de su lugar detrás de su escritorio. Ichigo podía ver cómo reaccionaba Rukia cuando decía su nombre pero ella no levantó la mirada.

— No, alteza. Gracias. Me voy, con su permiso. — Rukia se dio la vuelta y llamó a la puerta para que el soldado de afuera la dejara salir.

Ichigo solo la miró desde atrás, quería abrazarla y quería saber qué estaba pensando, quería saber qué estaba sintiendo porque ella había ido a su oficina para solicitar una escolta cuando una solicitud por escrito hubiese sido suficiente.

— Kia... — Dijo levantándose de su silla mientras ella salía de la oficina.

— Kon... — Respondió ella sin volverse a verlo antes de irse.

── ──

Nelliel, 20 años

Ese mes había sido un sueño para Nelliel. Pasar la luna de miel en el Palacio del Sol, en Visnia, donde había paredes de vidrio en algunas áreas que dejaban entrar la luz del sol de una manera que iluminaba todo el lugar, fue casi mágico.

En ese palacio vivía la Reina Madre junto con la Princesa Kukaku y su familia. La princesa estaba casada con el señor de Visnia, por lo que este era su lugar de residencia permanente. Nell estaba segura de que a pesar de que la Reina Madre y la princesa no visitaron la capital ni fueron a su boda con Kaien, estaban al tanto de todo lo que estaba sucediendo en Adelaar.

Ellas no la habían tratado mal, Nell conocía a la Reina Madre desde que tenía memoria y la Reina Madre había sido buena con ella todo el tiempo que estuvo en Adelaar. Nelliel no había visto a la Reina Madre desde que se retiró al Palacio del Sol en el momento en que la Reina Masaki había regresado de Vayalat sin Ichigo.

Nelliel sabía que no estaban felices de que Kaien fuera el heredero del reino. Ichigo siempre había sido la elección correcta por haber nacido de la reina, pero el rey no lo consideraba así, sin embargo no la trataron mal y la hicieron sentir cómoda y en familia.

— Nell, querida. Es hora de regresar a casa. — Kaien la encontró mirando la pintura del rey Isshin con la reina Masaki que guardaban en una de las habitaciones del palacio. El rey y la reina se veían muy jóvenes en ese cuadro.

— ¿Nos harán un cuadro así? — Preguntó Nelliel con una sonrisa.

— Cuando sea coronado rey, nos harán un cuadro así. — Aseguró Kaien con una sonrisa mientras salían del palacio para despedirse de la reina madre, de la princesa y su familia.

Kaien ayudó a Nell a subir al carruaje que los llevaría de regreso al castillo de Adelaar, y se despidieron de sus anfitriones en la distancia mientras el carruaje avanzaba. Cuando salieron de la ciudad de Visnia, Nelliel notó que Kaien estaba serio y callado, no era esa seriedad natural en él, sino otra diferente; él parecía preocupado.

— ¿Qué te preocupa, Kaien? — Ambos se conocían bien, habían sido amigos durante muchos años y tenían ese entendimiento que la amistad les daba.

Kaien se volvió para verla, saliendo de sus propios pensamientos y la abrazó con una sonrisa. Nelliel apoyó su cabeza en el regazo de Kaien y él le dio un pequeño beso en los labios. A Nell le encantaban esos momentos, esa era la fantasía romántica con la que había soñado.

— Nada, solo que mi padre me envió una carta diciendo que necesitaba hablar conmigo en cuanto llegara al castillo. — Kaien habló mientras jugaba distraídamente con uno de los rizos del cabello de Nelliel.

— ¿Crees que es algo malo?

— No, si fuera algo malo, no hubiéramos tenido luna de miel. — Kaien sonrió y la hizo sonreír; eso hizo que Kaien acariciara su rostro de una manera muy suave y le dio un pequeño beso en los labios. — Quizás simplemente extraña mi consejo.

— Tu consejo debe ser muy bueno, porque te nombraron heredero. — Dijo Nell, llevando su mano al rostro de Kaien para que la volviera a besar.

— Y tú, esposa mía, ¿quieres mi consejo ahora? — Preguntó Kaien, besándola de forma intensa y apasionada.

El Ruiseñor || IchiRuki FFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora