Rukia estaba asustada y ver a Ichigo ir por ese pasillo hacia las mazmorras la hizo sentir insegura.
La conmoción inicial de estar a punto de morir no había pasado, pero Rukia estaba tratando de controlarse en ese momento a pesar de que su mente no la estaba ayudando. Ichigo la había movido tan rápido que no había notado el dolor en sus brazos hasta que Kukaku la hizo sentarse en una de las sillas de esa oficina.
Al parecer, era la oficina del Señor de Visnia.
La tía de Ichigo dio varias órdenes antes de cerrar la puerta y Rukia la vio acercarse a ella con un vaso de líquido ámbar en las manos; de manera casi instintiva, Rukia se removió en su asiento en ese momento, sus nervios la hicieron temer incluso estar cerca de la tía de Ichigo en ese momento.
Ella necesitaba a Ichigo.
— Bébelo, te sentará bien. — Kukaku le ofreció el vaso y Rukia solo asintió antes de sostenerlo. Le temblaban las manos y tuvo que usar la otra mano para evitar que el contenido del vaso se derramara.
— Gracias. — susurró Rukia, convenciéndose de que la mujer frente a ella no la lastimaría. Tenía que confiar en que Ichigo no la dejaría sola con alguien que pudiera hacerle daño.
Rukia miró el contenido de ese vaso por un momento y cerró los ojos antes de beberlo todo de un trago. Era brandy o algún tipo de alcohol muy antiguo, porque la sensación del vapor de alcohol a través de su nariz le hizo apretar los ojos y toser.
Kukaku se rió antes de quitarle el vaso de manera fluida. Rukia estaba desconcertada, pero la sensación del alcohol en su boca la hizo olvidar por un momento ese evento y enfocarse en la sensación en su nariz y boca.
— Es brandy. Deberías beberlo con más calma. — Kukaku vertió un poco más de ese brandy en el vaso y se lo devolvió a Rukia. — Despacio, bébelo en pequeños sorbos.
— Gracias. — Rukia tomó el vaso pero no bebió el contenido, sino que lo sostuvo en sus manos sobre su regazo.
El brandy le hizo sentir calor, no aquél calor agradable del vino que había bebido el día anterior, sino un calor más agresivo lo que hizo que su corazón latiera con fuerza. Ya no le temblaban las manos, pero le volvían a sudar y el miedo y el estado de alerta aún estaban en ella haciéndola sobresaltarse por cualquier sonido que no pudiera reconocer de inmediato.
Afuera de la Casa de Justicia se podían escuchar a los soldados, a los capitanes que daban las órdenes y se les escuchaba al salir.
Rukia trató de recordar lo que había sucedido, pero en su mente solo estaba la expresión de sorpresa de Ichigo que se convirtió en enojo y preocupación. Todo había sucedido en segundos, que todo lo que había sucedido dentro del templo de las Deidades se parecía más al ruido de fondo en su memoria que a un recuerdo fresco.
Rukia recordaba haber girado la cabeza para ver lo que pasaba desde el suelo, pero solo vio pies que iban y venían en dirección a la salida del templo; luego volvió la cabeza hacia el lado opuesto y vio el cadáver de uno de los guardias, de cuya boca goteaba un hilo de sangre y cuyos ojos estaban abiertos por la sorpresa que no se borró con su muerte.
Era totalmente diferente saber sobre muertes y asesinatos, que ser víctima de un intento de asesinato y ver el cadáver de otra persona; un movimiento en el momento equivocado y ella habría sido el cadáver. Ichigo se había movido tan rápido para protegerla que le tomó un tiempo darse cuenta de que él era su escudo humano y si disparaban una flecha más, él habría muerto solo para salvarla.
Morir para proteger a su ser querido era una idea romántica en las novelas, pero en ese momento Ichigo estaba dispuesto a morir por ella y lo único que Rukia podía sentir era terror al saber que él podía morir.

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El Ruiseñor || IchiRuki FF
FanfictionIchigo regresa al reino después de completar su educación en el reino de su madre, se supone que él es el heredero, se supone que todo está bien y se supone que nada va a cambiar. Se supone. Ichigo ha aprendido, de una manera cruel, que su padre no...