C I N C U E N T A & S I E T E
Escuchó la música a través de los parlantes, intento que las ondas sonoras me digan cómo moverme, pero no presto más atención a nada que solo a mis pensamientos. Si me dijeras que la letra de la canción que está sonando describe perfectamente como me siento sobre todo a la situación que estoy viviendo no te lo creería porque no estoy prestando atención.
Porque solo pienso en Ian y a perder la cabeza esta noche. Me gustaría estar más ebria para dejarme llevar. Tengo a Ian aquí, en mis manos. Al hombre que siempre he querido. En charola de plata. Pero no estoy ebria y el tampoco. Él lo único que toma es agua mineral porque está claro que cada vez que bebe alcohol su vida cambia y la mía por defecto. Y se que si yo bebiera, Ian jamás se aprovecharía de mi condición. Y de no estar en mis cinco sentidos.
O tal vez si estoy ebria y por eso estoy pensando tantas cosas. Hace unos días, la última vez que estuvimos juntos, mis pensamientos estaban muy claros, mi mente estaba despejada y mis decisiones estaban claras. Yo jamás sería la otra, ni el cuerno de nadie. Pero que ganas tengo de besarlo. De enterrar mis dedos en su cabello lacio y acercarlo a mi. Su olor. Siempre huele tan bien, incluso a pesar de estar entre tanta gente. A ese perfume que conozco tan bien, con tintes de mar, pero ahora también a tabaco y a café. No podía creer que apenas unos días atrás lo había olido por primera vez con esta nueva fragancia tan única de el y ya era adicta. O más bien yo era adicta a Ian ya desde hace algunos años. Tantos que ya perdí la cuenta.
Ya perdí la cuenta de los besos. De las despedidas. De los días que hemos perdido el control. De los reencuentros. De todas esas veces que lo que olido para no olvidarlo. De todos esos días que he pensado en él estando a tantos kilómetros de distancia y deseando estar en sus brazos. Han pasado tantos días desde la noche que nos conocimos, de las veces que nos hemos impedido aceptar que nos necesitamos el uno al otro que ya perdí la cuenta. Y me gustaría empezar de cero. Empezar a contar desde hoy. Que sea el día cero, ese día donde planeo dejarme llevar.
Y es el momento cuando me siento lista para acercarme y decirle que quiero hablar con el entre besos, cuando mi mejor amiga toma mi brazo y me hace una seña para que me separe de Ian y la siga.
Volteo a ver a Ian y él asiente como dando permiso. Como si yo necesitara su aprobación para alejarme.
— Reginna cree que es tiempo de irnos para que Sky deje de beber. Pediremos un auto para que nos lleve a todas a casa —Hace una pausa que me hace tragar lento— No te juzgo si quieres seguir aquí.
La detengo.
— No claro que no. Fue un error que me apartara de ustedes para estar con él, yo vine con ustedes y me voy con ustedes.
— Lana, enserio que ninguna de nosotras te juzgará. Pero al fin y al cabo todas iremos al piso de Allex a dormir.
— Zoé, me despediré de él y las veo afuera.
Ella toma mi mano. Como queriendo despedirse y queriendo llevarme con ella. Dudando. Yo le acarició de vuelta y le digo que no tardo.
No se ni siquiera la hora que es cuando me acerco a Ian que está hablando con Chris.
— Las chicas ya están listas para irse. Así que viene a despedirme de ti.
— ¿Quieren que las lleve? Recuerda que yo no bebo y maneje desde Boston hasta acá en mi camioneta.
— ¿Viste a tu papá? —Pregunte ignorando todo lo anterior que me dijo.
Ian asiente sin decir más. Pienso en que seguramente viajo desde California hasta Boston antes de que yo saliera de la casa de mi padre y ya hasta conoció a su lindo sobrino y abrazo mucho a su hermana.
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El día que te conocí
RomansaDicen que "El Primer Amor" nunca se olvida. Y hasta cierto punto es cierto. A pesar de como haya sido la relación, los recuerdos quedan. Si el par se vuelve a encontrar a través de los años, esos recuerdos regresan, despiertan sentimientos que creí...