Capítulo Uno

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1.-El huevo o la gallina

Caminaba en el pasillo del instituto junto a Chloe, mi mejor amiga. Nos conocimos el primer año aquí en el instituto, ella sólo se acercó a mí y me pidió una pluma y ahí empezó todo.

Discutíamos sobre qué fue primero, el huevo o la gallina. En mi parecer fue primero la gallina y a su parecer de ella era el huevo.

—¡Fue el maldito huevo, Sofía! — levantó sus manos en el aire, harta de esta discusión.

—Te equivocas, fue la gallina—suspiré—. Todo el mundo sabe eso.

Llegué a casa un poco cansada y adolorida de la cabeza por tener esa pequeña discusión con Chloe. Entré a casa y mamá estaba en la cocina preparando la cena, pestañee algunas cuantas veces ya que era extraño de que ella cocinara en un día no especial.

Me acerqué a ella aún con mi bolso en mi hombro.

—¿Mamá?—toqué su espalda provocando que se volviera hacía mi dirección. Realmente quería que me diera aquella razón por el cuál estaba cocinando.

— ¿Si? ¿Qué pasa? ¿Te encuentras bien?— tomó ambos de mis hombros agitándolos un poco de izquierda a derecha, mientras inspeccionaba cada rincón de mi rostro y cuerpo.

—¿Yo? Sí, solo que me sorprende de que estés cocinando—y la verdad era de que si era demasiado raro, ya que solo cocina si es navidad, año nuevo o algún otro día festivo—. ¿Hoy es un día importante? — pregunté—. Digo, debe ser un asunto de importancia como para que cocinaras hoy.

—¡Oh sí que lo es!, anda ve a tu habitación. — Me dió un pequeño beso en la frente y se giró para seguir con lo suyo.

Subí las escaleras todavía con la confusión de mamá y su cena. Entré a la habitación y al ver a aquella persona que se encontraba echada en mi cama casi doy un grito, mis ojos se iluminaron y sonreí al verlo. Ahora entendía del porque la comida de mi madre.

—Pero... ¿Qué haces aquí?— pregunté al notar a mi hermano recostado en mi cama.

—Hola también, estoy bien gracias. Gracias por preocuparte por mí.—se puso de pie al momento en que apagaba el televisor.

—¿Qué haces aquí?—volví a preguntarle, ignorando por completo lo que aquel había dicho.

—He vuelto ¿a caso no te alegras en lo más mínimo?

—Han pasado años y pensé que ya no volvería a verte, te extrañe tanto.

—¿Qué me qué? ¡Vamos dilo! —se acercó a mí quedando ambos de frente.

—Te extrañe, tonto. —lo abracé, era más alto que yo así que mi cabeza quedaba en su pecho.

—Yo también, bicho— recargó su barbilla en mi cabeza. David era mi único hermano que tenía. Él se fue a un intercambio a Europa aproximadamente hace 3 años y medio. Nunca pensé que tardaría tanto en volver a casa y aveces perdía las esperanzas de volverlo a ver, pero ahora aquí está de nuevo—. Por lo que veo no has crecido, sigues estando igual de chaparra como cuando me fui , pero ahora con diecisiete años y no catorce— dió una fuerte carcajada.

—Cállate—le di un pequeño golpe en su pecho—. Por lo que veo yo, sigues estando igual de tonto como cuando te fuiste, pero ahora con veintiuno y ya casi veintidós años—me crucé de brazos.

Bajamos a la cocina después de oír a mamá gritar que la cena estaba lista, nos sentamos y David, mi hermano empezó a hablar sobre sus famosas aventuras, las cuales se me hacían algo tontas pero viniendo de la boca de David todo lo que decía era posible.

Earned It » Jos Canela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora