Capítulo Cuarenta y Seis

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46.- El vestido perfecto

Jos y yo volvíamos a la casa de sus padres, en donde disfrutaríamos una comida con su familia. Jos no estaba muy convencido de hacer esto pues en su cara reflejaba que estaba molesto en ir y sentarme yo con su familia.

Jos opto en ir a su departamento y beber o comer algo junto con los demás chicos, pero era una oferta que yo rechace pues había quedado con Marina, la madre de Jos.

—¿Segura que no quieres hacer otra cosa?— Jos volvió a preguntar al detenerse en el tráfico.

—No, te he dicho que solo serán unos minutos, Jos.—respondí a su pregunta. Jos se volvió y acelero.

Ambos salimos del auto y caminamos hasta la puerta de la casa en donde Jos giró de la perilla para poder entrar.

—Solo unos minutos.—susurró solo para que nosotros dos escuchásemos.

La madre de Jos dejó de hacer lo que estaba haciendo y sonrió al vernos llegar, cogió de mi mano y me abrazo, segundos después hizo lo mismo con Jos.

—Me alegra que hayan venido. Será un día especial ¿No es así, cariño?

—Lo será—una voz masculina se escuchó al otro lado de la habitación y no dude en que fuera el padre de Jos —. No recuerdo la última vez que Jos trajo a una chica a nuestra casa.

—¿Podemos comer ya? Sofía tiene otras cosas que hacer.— Jos dijo caminando hacía la mesa en donde ya se encontraban los cubiertos colocados.

Los padres de Jos asintieron. Marina se dirigió a la cocina para sacar del horno un pastel de chocolate. Jos cogió mi mano y me sentó al lado de él.

—Salade niçoise, espero y les guste ya que he aprendido a cocinarlo durante un viaje que yo y mi esposo hicimos. –dijo Marina, mientras serbia aquella ensalada en cada plato.

Al terminar se sentó al frente del padre de Jos.

—Y cuéntanos Sofía, ¿tus padres en que trabajan? — El padre de Jos quiso saber. Bebí del agua y limpié mi boca.

—Bueno, a mi padre no lo he visto hace ya unos años...

—¿Están separados?—Marina pregunto y asentí—. Lo siento. ¿Desde cuándo tú y Jos son novios?

Jos al oír esa palabra tosió y bebió rápidamente del vino de su copa. Me miro de reojo esperando escuchar una respuesta.

—Sinceramente...

—Sólo somos amigos. No tengo idea del porque esta estúpida comida.—Jos tiró los cubiertos encima del plato y dirigió una sonrisa a su madre, luego a su padre.

—José...

—Adiós, fue un gusto estar con ustedes—cogió de mi brazo y caminamos a la puerta de la entrada—. Dormiré en el departamento, no se molesten en llamar—dijo y cerró la puerta detrás de nosotros.

Caminé de vuelta al auto sin decir ninguna palabra de lo sucedido, lo mismo hizo Jos. No creo que él quiera hablar en estos momentos, tal vez fue mi culpa de esa pequeña pelea que tuvo con su familia, si no fuera por mi insistencia de ir definitivamente esto nunca hubiera pasado y Jos no tendría que decir una vez más que sólo somos amigos.

Fue como restregármelo en la cara, una vez más. Sólo para no olvidar aquellas palabras que me dijo con toda sinceridad y facilidad sobre todo.

—Te advertí que esto sería una mierda y no saldría nada bien—por fin abrió la boca al estar camino a casa—. Solo unos minutos— rió—.  Sólo unos minutos bastaron para que todo se jodiera, Sofía.

Earned It » Jos Canela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora