Capítulo Treinta y Seis

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36.- Hablar de Susan

Jos sacó una cerveza de la hielera recargándose en el auto viendo el paisaje que estaba frente a nosotros, permanecía tranquilo como si fuera lo más importante en su vida o como si dependiera de ello.

—Me gusta escapar de toda la mierda que hay— dijo bebiendo de la cerveza-—. Sé que yo soy una mierda pero... ¿Ya sabes no? A un perro no le gusta oler mierdas de otros.

—Mi antigua mascota lo hacía y creo que también el cachorro de Chloe.

—No, no lo hacen.

—Lo hacen-—contradije.

—Entonces... Olvídalo, siempre me tienes que joder en todo lo que digo.

—Es porque siempre voy un paso adelante que tú — le miré y él me imitó dejándome ver una gran sonrisa que se formaba en su rostro—. Siempre lo haré, eso es obvio.

—¡Bah!— dijo sarcástico, riéndose por lo que le acababa de decir. Al parecer no creía que eso fuera posible.

El sol comenzaba a ocultarse poco a poco, nuestras sombras se eran reflejadas justo frente a nosotros y las aves volvían a sus nidos. El árbol que se encontraba unos cuantos metros de nosotros era sacudido por el viento, algunas hojas caían mientras que las otras aún permanecían estables.

—Te traje aquí por más de una razón Sofí—Jos soltó, dejando su bebida a un lado.

—¿Por más de una razón? Si hablas en serio, realmente quiero escucharlo— me senté en el asiento trasero del auto. Jos colocó su brazo en la ventanilla y se inclinó hacía mí tomando una bocanada de aire.

-—Quiero hablar de Susan...

—No tienes por qué hacerlo— le interrumpí antes de que siguiera con la conversación.

—No tengo por qué , pero quiero hacerlo Sofía—dijo y continuo—.  Después de lo que ocurrió con aquella chica, tu hermano y yo, llego ella a mi vida, sólo era una chica más .

—Igual que yo—le volví a interrumpir, Jos sonrió negando con la cabeza.

—No igual que tu Sofía, ambas son diferentes. Bien, como decía, ella sólo era Susan, solo Susan. Siempre me han interesado las pelirrojas, tienen o tenían algo que me atraen a ellas. Eso pienso—rió por lo bajo—. Realmente la amaba, nos amábamos pero algo paso en ella que la cambio por completo, al principio pensé que le había afectado la separación de sus padres, pero al darme cuenta que no era así, me volví loco y solo hui de ella. Ambos huimos. Hasta que llegaste tú, todo cambio.

—¿A qué manera?—quise saber. Jos sacó un cigarrillo colocándolo en sus labios para luego encenderlo.

—A muchas, a muchas maneras, princesa— exhalo el humo.

—Eso no responde mi pregunta—me crucé de brazos enfadada.

—Algunas preguntas son difíciles de responder. Es como un examen, si no sabes la respuesta de aquella pregunta, simplemente no la respondes y... repruebas.

—Eso es estúpido, eso es más que estúpido, eso es una mierda— le dije lo suficiente como para que me escuchase, y entendiera que odiaba ese tipo de respuestas, en especial cuando no me decían absolutamente nada, nada de lo que quisiese saber.

—¿Aún recuerdas de lo que me preguntaste cuando íbamos en mi auto, unos días después de conocernos?— cuestionó abriendo la última cerveza que quedaba de la hielera. Si este chico seguía fumando y tomando al mismo tiempo ya lo veía camino al cementerio.

Earned It » Jos Canela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora