Capítulo Diecinueve

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19.- La hermana del chico rompe metas.

Las manos me temblaban, miré a Isaac a los ojos y él sonrió. Vi a Jos y él estaba allí tirado en el suelo. Isaac me ayudo a ponerme de pie y caminamos hasta donde estaba Jos.

— Ayúdame a llevarlo al auto—.  asentí y lo tomé del brazo al igual que Isaac.

Me senté en el asiento del copiloto, Isaac manejaba y Jos iba acostado en los asientos traseros.

— ¿Cómo está Bryan? — pregunté —¿Él está bien?

— Lo está, sólo tuvo unos cuantos rasguños, no es nada grave Sofía —dio una rápida vista hacia mí, luego volvió a ver al frente. Me sentía realmente mal, no quería que le pasara nada a Bryan y más por ser culpa de mi hermano. No sé cómo Dav fue capaz de hacerle eso a ese chico, no sé y ni quiero saber lo que ha hecho o lo que puede llegar a hacer—. Después de llevar a Jos a su apartamento iré a ver a Bryan, Nico se lo llevó al hospital urgentemente.

Después de que Isaac llevará a Jos a su apartamento, Isaac me llevó a casa. Sentía un poco de preocupación por Jos, ya que está golpeado y temo que le pase algo. Pero me preocupaba aún más Bryan, el chico estaba en urgencias y por lo que Isaac me decía no estaba del todo bien.

— ¿Estas seguro que podré ir mañana?—pregunté por sexta vez. Quería ir a ver al chico, pero Isaac dijo que era mejor que lo hiciera otro día, pues lo que acababa de pasar no era de olvidar de un día para otro. Bryan deseaba tanto ganar y Dav le destruyó eso.

Yo siendo la hermana del chico rompe metas, no era nada agradable.

— Sólo dile que no me odie, ¿está bien?—bajé de auto y caminé hasta la puerta de mi casa.

— ¡Le diré eso! ¡Si no, le hago entender!—gritó desde donde estaba aparcado y se alejó por la calle.

Me pude dar cuenta que Dav aún no llegaba, pues no estaba el auto aparcado afuera de la casa, eran cerca de las ocho. Mi madre estaba sentada en el comedor navegando por la computadora. Desde que tiene aquel aparato, no se despega de ahí; puedo decir que yo estoy menos tiempo sentada frente a un dispositivo que mi propia madre. Siempre pensé que debería ser al revés.

La salude y ella muy apenas movió la mano. Me tiré en el sofá y comencé a ver la televisión.

— ¿Cómo te fue con Chloe?—preguntó.

— Bien, supongo. Por cierto ¿sabes dónde está Dav?

—Salió—cerró la laptop y caminó a la alacena donde sacó pan y mermelada—. Dijo que saldría con unos amigos, Sofía. Hoy fue un día muy pesado, iré a la cama. Si llega David le dices que todo está listo para la mudanza.— suspire y asentí.

El reloj de las noticias marcaba las diez y media de la noche, talle mis ojos con pesadez y bostece por milésima vez. Estaba a punto de irme a la cama cuando escuché un auto aparcar frente a la casa. Me asomé por la ventana y bufé al ver que era Dav.

Apagué la televisión y subí las esclareas, no quería y no deseaba mirarle. Quizás él este enojado conmigo y honestamente yo lo estoy con mi hermano.

El descubrir esa pequeña parte de persona no me lo esperaba, me asombre lo bastante como para impresionarme de que David tuviese amigos como esos y que él quizás sea igual que ellos.

— Espera, Sofí —la voz de Dav provocó que me detuviera a mitad de las escaleras. Maldije y me volví hacía él —. Baja, no puedo hablar así Madeline.

— Sabes que odio ese nombre—baje y me detuve en el primer escalón teniendo tres metros de distancia entre mi hermano y yo—. ¿Sabes qué más odio? a tus amigos y a ti David. No puedo creer que pudiste haber matado a Jos.

Pasó su mano por su cara y dijo...

—No estaba dispuesto a hacerlo, sabes que no. Sólo quiero lo mejor para ti Sofía, maldita sea ¿qué no entiendes?—me tomé unos segundos para pensar eso, tal vez Dav se preocupaba por mí y tal vez quiere lo mejor para mí y para mamá. Pero Jos es la respuesta. Jos es lo mejor para mí.

Aunque yo no sea lo que Jos busca.

— Tú eres el que no entiende, entiende que quiero a Jos, tú y tus amigos son unos... unos idiotas de primera. No me escuchaste cuando te rogué que hicieras algo para detenerlo. Tú no sabes nada David.

— Apuesto a que no sabes nada de él. —cuestionó y cruzó los brazos esperando mi respuesta.

— Lo sé, ¿pero qué hay de ese chico, al que destruiste su carrera? la carrera que tanto deseaba ganar

—No era su carrera ¡Carajo!—frunció el ceño—. Gané ese dinero para nosotros, para que tengas tu propia habitación ¡para que nuestra madre tuviera la casa de sus sueños o al menos se acercará! ¡Para que tuvieras un auto! ¡Para que ese señor llamado padre, crea que nosotros podemos!

— No metas a nuestro padre en esto David—susurre y subí las escaleras sin esperar oír respuesta alguna por parte de él.

-o-

Bajé a desayunar, como siempre Dav ya se encontraba sentado en la mesa desayunando. Me persiguió con la mirada hasta sentarme, después volvió a ver a su plato.

— Te traje un poco de hielo para que lo coloques en tu labio —mi madre le dijo a Dav, anoche no había notado el labio roto de mi hermano, tal vez era por el enojo que no pude prestarle atención—. Son unos sinvergüenzas, cada vez las personas son mas...—metió un bocadillo a su boca sin decir la palabra.

— Lo entiendo perfectamente —dije y miré a Dav, él solo se levantó y llevó su plato al fregadero.

Mamá había salido y había encargado que mi hermano fuera él quien me llevase a clases, la idea no me agrado para nada y seguramente a David tampoco. Subí al asiento y él echo a andar el auto.

— Ayer no terminé de hablar —Dav dijo sin siquiera voltearme a ver, yo le miré y mi hermano suspiro—.  Sofía yo sólo...

— No hay nada de que hablar...—escuché como Dav suspiró y frenó el auto haciendo que nos quedáramos parados en media autopista—.  ¿Qué haces? David no quiero llegar tarde por culpa tuya.

— Conozco a los chicos como Jos, Sofía conozco a Jos perfectamente, ¿estás con él?—preguntó y negué con la cabeza. Dav golpeó el volante y recargo su cabeza en el—.  ¿Te das cuenta?

— ¿De qué cosa?

Dav suspira y voltea a verme— ¿Si no son nada? ¿Por qué tanto te aferras en estar con él? Llámale, anda hazlo y dile que quieres que sean más que ¿amigos? Si te lo niega es por algo...no tiene del porque negarte absolutamente nada...    










Earned It » Jos Canela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora