Capítulo Ocho

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8.- Probadores

La puerta sonaba repetidas veces esperando una respuesta de quien fuera. No tenía palabras para decir algo y juro que Jos tampoco tenía las palabras necesarias para explicar todo.

— ¿Hay alguien ahí?—la misma señora volvió a preguntar.

Miré nuevamente a Jos, él me miró a los ojos y negó con la cabeza. Lo único que pensaba era como pude meterme aquí junto a Jos.

—Este probador está ocupado —hablé—. Pero hay más al otro lado.

—Lo sé, sólo que hace unos minutos vine a probarme algunas prendas y las he olvidado ahí adentro ¿Puede usted dármelas?

Volví a mirar a Jos, él buscaba alrededor del pequeño probador buscando las cosas de la señora.
Cuando las encontró me las arrojó al rostro, suspire y el rió. Jos se escondió detrás de mí y de la puerta esperando no ser visto.

—Aquí están—Abrí pequeños centímetros la puerta, lo suficiente como para que mi mano saliera.

—Gracias, pero también olvide mi billetera—empujó la puerta, provocando que me hiciera a un lado y viera a Jos.

La señora se sorprendió verlo ahí conmigo dentro de un mismo vestidor, tomó su billetera de la parte superior del estante y luego nos miró a ambos negando con la cabeza.

—Lo podemos explicar—dijo Jos, luego pasó su mano por su cabello.

—Eso explíquenselo a la policía.

—Señora por favor.

—Como dije, todo lo que tengan que explicar, díganselo a la policía. Eso está mal, muy mal.

— ¿Qué quiere? Dinero... Está bien—Jos sacó su billetera del bolsillo luego empezó a sacar algunos billetes.

—Ahora me quiere sobornar...No quiero su dinero.

—Jos... —susurré para que me dejará a mi arreglar las cosas un poco para no meternos en un lío más profundo —. Señora, no es lo que usted piensa. Mire él me ayudaba a traer algunos pares de lencería, pronto nos casaremos, él se adentro al vestidor y quedamos encerrados, luego usted llegó. —mentí.

— ¿Están casados? —preguntó la señora

—Pronto lo estaremos—Jos entrelazo nuestras manos, me acercó a él y beso mi cabeza.

—Bueno si es así entonces no hay problema. Que tengan buen día—la señora nos sonrió y caminó a la salida.

Realmente estuvimos tan cerca de estar en un gran problema y yo lo estaría aún más si mi madre o Dav se enteran de todo esto que paso. Ambos salimos del vestidor, volví al pequeño carro de compras y me despedí de Jos.

—Adiós princesa. —caminó hacía mí y rozó mi trasero con su mano.

Caminé al pasillo de limpieza, cuando estuve ahí comencé a tomar del estante algunos jabones y champú para el cabello.
Mamá se acercó a mí y colocó las frutas y verduras dentro del carro de compras.

Caminamos a las cajas para pagar lo que habíamos comprado.

—Necesito ir al trabajo, tendrás que pagar— sacó de su cartera unos cuantos billetes—.  Te dejaré el auto, te vas directo a casa y vas con cuidado—me dio un beso en la mejilla y salió.

Mientras esperaba a que la cajera me atendiera y pagará, para eso faltaban unas cinco personas, tomé una revista del estante y comencé a leerla.

Al llegar mi turno, pagué y me dirigí a la salida del centro comercial.
Tomé las bolsas del carro de compras sobre mis manos y caminé al estacionamiento en donde se encuentra el auto.

Earned It » Jos Canela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora