Capítulo Veinticuatro

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24.- Sentencia de muerte

—Es grande— dije al entrar a mi habitación. Puse las maletas en el suelo y me tiré en la cama extendiendo ambos brazos.

—No te demores en acomodar todas tus cosas, ayudarás a mamá a ordenar algunas cuantas cosas de la parte de abajo—Dav puso algunas cajas en la silla del tocador—. Estaré al lado por si ocupas algo—salió cerrando la puerta detrás suyo.

Mi cama era lo suficientemente grande como para dormir tres personas, o quizás cuatro. Me senté en la orilla de la cama, abriendo una de las maletas del suelo. Caminé hasta el armario acomodando la ropa y algunos cuantos accesorios más.

—Con tantos hombres allá abajo, fue casi imposible entrar—Oí a Jos mascullar, quien al voltear a verlo se encontraba sentado en la cama.

—Pero como has... ¿entrado? —quise saber y él rió.

—Las ventanas es la respuesta, al principio iba a entrar por la puerta principal pero tu jodido hermano se encontraba allí—se puso de pie y caminó hacía mí, tomándome de la cintura—. Vamos a jugar—dijo y mordió mi labio inferior.

—No Jos...—tiré mi cabeza hacía atrás evitando que me besará de nuevo, pero lo único que logré fue que mi cuello quedará al descubierto y que Jos besara este.

—No recuerdo haber pedido tu opinión pequeña princesa—susurró en mi oído, para después besar el lóbulo de mi oreja.

Me aferró más a su cuerpo, provocando que ambos cuerpos chocaran, estaba tan pegada a él que pude darme cuenta como su erección ya poco notable resaltaba en su pierna derecha, a punto de salir de sus pantalones. Di una pequeña risa al saber lo caliente que seguramente estaba.

Colocó una de sus manos en mi mejilla derecha atrayéndome a su rostro para poder besar mis labios. Su otra mano fue a mi glúteo izquierdo en donde apretó y al mismo tiempo me empujó más a él, si es que era posible.

De los labios volvió al cuello en donde daba pequeñas mordidas y pasaba su lengua por mi clavícula.

Metió sus manos por debajo de mi blusa, subiendo hasta mi sostén en donde desabrocho con facilidad arrojándolo al suelo. Me empujó contra la pared y finalmente sacó mi blusa. Volvió de nuevo a mis labios mordiendo parte de estos, bajó hasta mis senos y pasó su lengua por mí pezón izquierdo. Tiré mi cabeza hacía atrás disfrutando lo que Jos hacía con esa gloriosa lengua.

Coloqué mis manos en su abdomen y fuí hasta la entrada de sus pantalones en donde empecé a jugar con estos; desabroche el botón y baje la cremallera de sus jeans, metí mi mano por debajo de sus calzoncillos hasta toparme con su miembro. Cuando tuve tacto con este, Jos gimió de placer.

Me dio un último beso para después recostarme en la cama y deshacerse de mi pantalón.

—No son de encaje—se burlo a causa de mis bragas de flores que llevaba puestos—. Aún así me gustan—dijo quitándose su playera y aventándola a algún lugar de la habitación junto con las demás de mis prendas.

Besó la entrada de mi parte íntima para después bajar y llegar a mi clítoris, me retorcí un poco a causa de Jos.

Introdujo uno de sus dedos, mientras aún rozaba mi clítoris con su lengua, al sentir el segundo dedo dentro de mí gemí. Enrollé mis piernas alrededor de su cuello y tome una de las almohadas apretándola con mi mano, Jos introdujo un tercer dedo y esta vez apreté mis labios para que el gemido que solté no se escuchara en toda la casa; Si mi madre o Dav nos descubren estoy prácticamente firmando mi sentencia de muerte.

Earned It » Jos Canela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora