Capítulo Treinta y Siete

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37.- Cosas privadas

Nico había hecho aquella acción sin tener cuenta que era bastante raro y bastante espeluznante. Dejé mi cena en la pequeña mesa que estaba junto a Nico y mi cama.

—Bien, ahora. ¿Qué es tan importante? –cuestione. Nico sonrió dejando ver su dentadura.

—La noche pasada en el Instituto, creo que si estaba un poco ebrio Sofía. —llevó su mano a su nuca en donde rascó de ella.

—Te lo dije.

—Lo hiciste—dijo y continúo —. Pero no vine precisamente a eso, a que estaba pasado de copas. Vine a más que solo decirte eso.

—Ve al grano Nico.

La puerta se abrió al momento en que Nico se proponía hablar. Dav asomó su cabeza por el pequeño orificio y nos observó a ambos.

— ¿Interrumpo? — quiso saber y Nico negó —. Me alegra, porque necesito hablar contigo—apuntó con su dedo al chico—. En privado—me miró— salió de mi habitación dejándome a Nico y a mi solos por unos segundos más.

—Esto aún no termina pequeña. — Besó mi frente antes de que saliera por aquella puerta.

Lo que resto de la noche terminé de comer mi cena y de escuchar un disco completo de The Killers una de mis bandas favoritas. Una de las bandas favoritas de Chloe también.

Si es que aún lo seguía siendo.

Por lo que me daba cuenta Nico aún se encontraba dentro de la habitación de Dav. El reloj de mi móvil marcaban las diez para las once. Ya había pasado más de una hora de que ambos se fueron a charlar cosas privadas, según mi hermano.

Mientras Be Still acababa y las notas de Here with me se empezaban a escuchar, el rechinido por parte de la puerta de Dav hizo hueco en todo el pasillo y así me di cuenta que ambos habían salido de la habitación.

Me levanté de la cama y pegué mi oído en la puerta intentando prestar atención a lo que comenzaban a decir.

—Está bien, como lo has dicho. Sólo que no estoy de acuerdo del todo David—la voz de Nico se percibió primero.

—Tú sólo hazlo, ten en cuenta que me debes un gran favor Nicolás.

—Nico, carajo. Haré lo que pueda pero sinceramente no te prometo absolutamente nada—respondió.

La conversación terminó y la puerta de la entrada se abrió. No estaba segura si fue Nico el quien salió o si fue mi madre quien entro.

Pero las risas por parte de abajo femeninas me dieron rápidamente la respuesta. Mi madre y aquella tía habían llegado.

— ¡David y Sofía, necesitan bajar! —gritó mi madre desde la planta baja.

Abrí la puerta de mi habitación, encontrándome en el pasillo a Nico junto con un sobre blanco que metía en la mochila negra que colgaba de su hombro. Levantó la mirada y al verme sonrió. Le devolví haciendo la misma acción.

—Toma...—Dav salió de su habitación, sosteniendo una pequeña caja que seguramente cabría en una sola mano.

—Creo que falta aún para su cumpleaños  ¿cierto? —dije y Nico solo se rió por lo bajo. Dav me miró y al momento que lo hacía levante ambos brazos reflejando que lo que había dicho solo había sido sarcástico—. Lo siento— pasé por su lado y bajé las escaleras encontrándome a mi madre sentada en el sofá junto con mi supuesta tía.

—Tú debes de ser Sofía ¿no es así? — ambas se pusieron de pie y caminaron hasta mi.

—Lo soy o al menos de que mi hermano se llame igual que yo, obviamente soy más inteligente que él...

Earned It » Jos Canela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora