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No editado.

Seis meses y medio de embarazo.

El consultorio olía a desinfectante y a enfermedad

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El consultorio olía a desinfectante y a enfermedad. Él no sabía exactamente cómo describir aquel aroma, pero el ambiente estaba cargado de una pesada sensación que lo hizo querer salir corriendo a abrir la ventana para ventilar el pequeño cubículo.

Su pierna derecha subía y bajaba rítmicamente y las palmas de sus manos sudaban mientras esperaba a que el médico recogiera el resultado de la tomografía.

Emmet llevaba varios días con constantes dolores de cabeza y fuertes mareos, así que el doctor pidió que fuera a tomarse el examen tan rápido como pudiese. A pesar de que se había negado a que Sophie lo acompañara, ella insistió y él cedió dado que Linda ya tenía un compromiso. En parte, Emmet había aceptado su compañía porque no tenía un buen presentimiento y lo último que quería era estar solo.

—Tenemos que terminar la lista con los nombres. Aún no hemos pensado muchas opciones de niño —dijo Sophie, rompiendo el silencio que se había asentado en la habitación.

La mano de la rubia se apoyó sobre su hombro y su mirada abandonó la vista de la ventana que daba al parqueadero para fijarse en Sophie, quien estaba parada a su lado. Los ojos celestes reflejaban la profundidad de su preocupación y Emmet quiso decir algo, cualquier cosa, para asegurarle que todo estaba bien, pero las palabras no salieron.

—Sí, nombres de niño. Podemos sacar algunas ideas del libro que te regaló Jessie —murmuró distraído.

En su penúltima cita con la ginecóloga, les habían preguntado si querían saber los géneros de los bebés, pero ellos ya lo habían discutido y querían que la revelación fuera una sorpresa. Por eso llevaban varias semanas recopilando nombres que les gustaran para escoger en cuanto los bebés nacieran.

Bueno, en realidad Sophie se había encargado de escribir más de la mitad de los nombres, Emmet le aseguró que cualquier nombre que ella escogiera sería perfecto y se había mantenido a la margen salvo una que otra intervención para quitar o poner algo en la lista.

—Ey, no te cierres así —pidió Sophie—. Si algo te preocupa puedes hablarlo conmigo, no es bueno que te guardes todo para ti mismo.

Emmet lamió sus labios y tomó la mano de Sophie entre las suyas antes de besar sus nudillos con cariño.

—Lo siento, es que me pongo a pensar y entre más lo hago, más me preocupo. Son sólo ideas mías.

Ella le lanzó una mirada inquisitoria y abrió la boca para seguir hablando, pero en ese momento la puerta fue abierta y el doctor se adentró en el consultorio luciendo impasible. Por alguna razón, la falta de expresión en el rostro de su médico no hizo más que darle otra mala corazonada.

Ambos lo observaron atentamente. El hombre se quitó el estetoscopio dejándolo a un lado de la mesa, colocó un montículo de papeles sobre la misma y apoyó las manos entrelazadas encima.

Before You Go © |+18| [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora