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No editado

Los días pasados eran un recuerdo empañado, habían transcurrido rápidamente, de hecho, casi imperceptiblemente

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Los días pasados eran un recuerdo empañado, habían transcurrido rápidamente, de hecho, casi imperceptiblemente. Sin embargo, la llegada de ese día en específico parecía querer atormentar a Sophie desde el momento en que despertó.

Todo el drama de hacía unos días cuando Elena conoció a Becca pasó por completo a segundo plano y ahora lo único que ocupaba su mente era Emmet. El papá de la pequeña niña que tocaba con fervor una de las canciones que acababa de aprenderse, era el culpable de sus noches desveladas.

—Mierda —murmuró Sophie por lo bajo asegurándose de que Becca no escuchara cuando se quejó en el momento en que su estómago se revolvió, haciéndola levantarse de golpe para ir al baño más cercano.

Tapó su boca con ambas manos acallando una arcada y atravesó la sala tan rápido como pudo para no hacer todo un desastre en el suelo de tapiz. Cayó de rodillas frente al retrete, el cual destapó con afán antes de devolver todos los contenidos de su estómago.

El ligero sabor agrio que quedó en su boca la dejó con la cabeza hundida en el retrete dando arcadas en seco. Sus ojos se llenaron de lágrimas ante la horrible sensación que recorrió su esófago y sus manos rodearon su estómago cuando éste volvió a retorcerse dolorosamente.

Los diminutos pasos que se escucharon por el pasillo hicieron que se reincorporara y bajara la tapa antes de tirar de la cisterna para esconder el desastre que había causado. No quería que Becca la viera en ese estado, así que se apresuró arreglando su apariencia, pero la rojez de sus ojos y palidez de su rostro eran demasiado evidentes.

Abrió la llave y enjuagó su boca para deshacerse del horrible sabor antes de voltearse hacía la pequeña que la llamó desde el umbral de la puerta.

—¿Estás bien? —Inquirió con timidez, y Sophie no pudo contenerse.

Se agachó hasta quedar a su altura y besó su frente con cariño al tiempo que sus brazos la rodearon apegándola a su pecho en un muy necesario abrazo.

Sólo podía pensar en que esa tarde tendría que acompañar a Emmet a su recibir la primera dosis de quimioterapia. El pesado recordatorio de las severas consecuencias que tendría ese método para su salud y bienestar mientras lo recibiera amenazaba con volverla loca. Por ello atribuyó su malestar al estrés, pues eso era lo único que sentía desde que despertó.

Dio un ultimo apretón a la niña y acarició su espalda antes de volver a levantarse sintiendo cómo todo su cuerpo se tambaleó ligeramente cuando sus piernas amenazaron con fallarle. Inmediatamente las manos de la pequeña se aferraron a ella para evitar que cayera al suelo, y al parecer eso le hizo caer en la cuenta de que Sophie se sentía enferma, pues su expresión se tornó preocupada.

—¿Estás enfermita? ¿Vamos a la cama? —Preguntó parándose en las puntas de los pies para elevarse y estar más cerca de su rostro.

Sophie cerró sus ojos, se tomó un momento para asegurarse de que podía caminar y plantó una mano sobre su cabeza, acariciándola.

Before You Go © |+18| [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora