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Editado 04/01/22

Emmet llevaba casi tres horas leyendo ensayos y estaba harto de ello

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Emmet llevaba casi tres horas leyendo ensayos y estaba harto de ello. La sala de oficinas se encontraba desolada ya que todos los demás profesores estaban en su hora de almuerzo y él era el único que se había quedado. Ese día había decidido que pasaría por Becca en casa de su profesora una vez más y la llevaría a comer helado antes de volver a casa para terminar con su trabajo, por lo que prefirió perderse la hora del almuerzo adelantando lo que más pudiera para tener más tiempo con su hija.

Con los ojos enrojecidos de tanto leer guardó las impresiones de los ensayos que le faltaban por corregir en su maletín de cuero y agradeció a los cielos que aquel día sólo hubiese tenido que dictar una clase en la mañana.

Estaba muerto de hambre, pero primero iría a recoger a Becca de su clase y después la llevaría a comer con él. Se apuró en guardar sus cosas en el baúl del auto y lo encendió con un rumbo en mente.

Al encontrarse con un horrible tráfico en la avenida principal se maldijo una y otra vez por haber tardado tanto a la hora de salir.

Para distraerse del estómago vacío que se le retorcía cada que pensaba en comida, encendió la radio de su automóvil y comenzó a tararear la canción que estaban pasando. Era una hermosa pieza clásica interpretada en piano y el pensar en el instrumento dio riendas sueltas a que su mente divagara por el lugar que tanto se había ocupado en evitar desde el día en que se topó con cierta rubia que lo tentaba como nadie.

Recordó las curvas de la mujer y la sonrisa que parecía tener reservada para su hija y deseó estrellarse la cabeza contra el timón al sentir un cosquilleo en el abdomen bajo.

Se obligó a sí mismo a pensar en todo tipo de cosas menos en la mujer y en medio de sus pensamientos enmarañados recordó llamar a su mamá para avisarle que él iría por la niña.

Hundió la mano en el bolsillo de su pantalón y sacó el teléfono marcando el número de su madre justo cuanto la vía comenzó a moverse después de lo que parecía un siglo. Esperó pacientemente a que su mamá le contestara y casi lanzó el aparato por la ventana cuando la llamada no fue contestada.

Linda tendía a olvidar el celular en cualquier parte del apartamento y siempre se tardaba un montón encontrándolo cuando la llamaban.

Resignado por la terquedad de su madre, que se había negado a usar la pequeña bolsa que le había regalado Emmet para que cargara el celular colgado del cuello, el hombre no tuvo más remedio que llamar al teléfono fijo.

Observó el reloj y notó que faltaban veinte minutos para que su hija saliera de las clases por lo que se alivió cuando el tráfico se disipó casi que por completo.

—Aló —escuchó al otro lado de la línea y pisó el acelerador librándose de un sedán rojo que parecía ir a dos por hora.

—Mamá, ya voy a recoger a Becca, me tomaré el resto del día —le dijo cerrando los ojos en cuanto un agudo dolor de cabeza lo azotó de la nada.

Before You Go © |+18| [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora