No editado/Desde que su relación con Sophie comenzó, las clases se le hacían eternas a Emmet, pues él no veía la hora de poder volver a encontrarse con Sophie. La mujer había llegado a su vida cambiándola para bien; desde que la conoció el tiempo que pasaba con su hija parecía haber aumentado ya que él había comenzado a esforzarse por dejar el trabajo de lado y sus días se habían tornado más interesantes con la idea de que pronto vería a alguna de sus dos mujeres favoritas.
Cuando cayó en la cuenta de aquel cambio no pudo evitar sentirse culpable al respecto, pues sin haberse percatado de ello había estado siendo negligente con su hija, dejándola de lado con la excusa de tener que trabajar. Le dolía saber que fue gracias a Sophie que comenzó a pasar más tiempo con la pequeña, y se prometió a sí mismo que no dejaría que algo así volviera a pasar. Independientemente de si estaba con la rusa, soltero, o con otra mujer, Emmet había jurado que no volvería a dejar a su hija como una segunda prioridad, la pequeña ya había sido rechazada por su madre y lo último que quería era que Becca también fuera apartada por él.
Como parte de aquella nueva promesa, Emmet se había dado a la tarea de recoger a su hija de las clases de piano cada que su horario se lo permitiera, y en esa ocasión tuvo que pedir permiso para salir una hora antes de lo habitual en su trabajo, ya que debía llevar a Becca a presentar el examen de admisión al colegio que quería inscribirla.
Sintiéndose de un humor particularmente agradable, Emmet condujo por las atareadas calles de New York hasta que llegó al familiar edificio donde residía la rubia que llenaba su pecho y aceleraba su corazón.
La sonrisa en su rostro era ancha y sus ganas por ver a Sophie y a su hija lo pusieron a acelerar el paso en el camino de su coche a la entrada del apartamento. Sin embargo, el ligero gesto de felicidad se borró de su rostro tan pronto abrieron la puerta del apartamento.
Sophie tenía los ojos rojos y los rastros del llanto eran dolorosamente evidentes sobre la tersa piel de sus mejillas. La mujer cargaba a su hija sobre la cadera y la pequeña casi ni le prestó atención a la llegada de su padre, pues se encontraba demasiado concentrada en dar pequeños besos sobre las mejillas enrojecidas de Sophie mientras le pedía que dejara de llorar.
El maletín que contenía las cosas que llevaba al trabajo cayó al suelo y la puerta se cerró de golpe a espaldas del hombre que se apresuró en abrazar a la mujer que volvió a romper en llanto ante el gesto.
—¿Qué pasó, muñeca? —Indagó apretándola contra su pecho odiando la forma en que sus hombros se estremecían debido a los diminutos sollozos que soltaba de tanto en tanto.
—Jessie me mandó una noticia —vaciló observando a Becca quien pasó sus manitas por sus mejillas para secar el rastro de lágrimas.
Emmet comprendió lo que Sophie quería, así que con gentileza tomó a su hija en brazos para explicarle que debía hablar con su maestra de cosas de adultos, y la mandó a la sala que viera televisión o tocara el piano un rato.
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Before You Go © |+18| [✔️]
Romance[PRIMER Y SEGUNDO LIBRO] - EN EDICIÓN. Sophie estaba más que lista para abandonar el desastre de vida que tenía y buscar mejores oportunidades al otro lado del país. Sin embargo, a ella llegó Emmet Park para demostrarle que quizás hacía falta un po...