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Sophie se hincó en el suelo y ambas de sus manos se aferraron en torno al retrete justo cuando la arcada la atravesó, obligándola a devolver todos los contenidos de su estómago

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Sophie se hincó en el suelo y ambas de sus manos se aferraron en torno al retrete justo cuando la arcada la atravesó, obligándola a devolver todos los contenidos de su estómago. Sus ojos se aguaron y su garganta se cerró en protesta a la desagradable sensación que la invadió al vomitar.

Linda entró al baño de manera apurada y le pasó un vaso con agua que se bebió de un solo desesperado trago, esperando aplacar el revoltijo que se desencadenaba en su estómago debido al embarazo. Había pasado poco más de un mes desde su primera visita al ginecólogo, y a pesar de que le habían recetado varias vitaminas y pastillas para aminorar los síntomas, ella seguía vomitando casi todas las mañanas.

Lo detestaba, y las lágrimas silenciosas que se escurrían por sus enrojecidas mejillas eran la mayor prueba de lo mal que la estaba pasando.

—Lo siento tanto cariño. Vamos a la cocina y te preparo un té para pasar el mal sabor —ofreció la mujer cuando por fin las arcadas se detuvieron y Sophie bajó la cisterna para luego levantarse y lavar sus dientes a toda prisa.

—Vete adelantando, ya te alcanzo.

Linda lo dudó, se quedó apoyada sobre el marco de la puerta observando a Sophie en tanto ella se detallaba frente al espejo y tras un corto instante, la dejó sola. En cuanto se fue, la rusa se pasó las manos por el cabello encargándose de calmar el alboroto que se había creado, secó sus ojos y mejillas del llanto y se pegó un par de palmadas sobre los pómulos para recuperar un poco de color en el rostro.

Su espalda se irguió al tiempo  que sus manos descansaron a cada lado del lavabo y su cabeza cayó hacía abajo debido al agotamiento. Todo su cuerpo pedía la cercanía de Emmet, sus sienes dolían y su estómago amenazaba con volverla a mandar al retrete; lo único en lo que podía pensar era en lo mucho que ansiaba la llegada de su amado para refugiarse en sus brazos. Soltó un suspiro lastimero y rodeó su estómago con los brazos, dando un pequeño apretón en el área para manifestar su enojo con las hormonas que le causaban alojar a su pequeño intruso.

Dio una última mirada a su apariencia e inspiró aire antes de salir del baño para encontrarse con Linda, quien se hallaba sentada sobre la mesa de la cocina mientras sostenía una taza entre sus manos. Era más que notorio el que la mujer mayor estaba concentrada pensando en algo, y por la ligera línea marcada en su entrecejo Sophie supo que Linda estaba preocupada.

—Oh, cariño. No me di cuenta de que ya habías salido. Dame un segundo y te sirvo tu té.

Linda apenas logró hacer el amago de pararse cuando Sophie la detuvo.

—No te molestes. Yo me lo puedo servir —dijo al tiempo que emprendió camino hacía la estufa donde se divisaba la tetera humeante.

Vertió el agua en tanto miraba de reojo a Linda, y mordió su labio debatiéndose entre preguntarle si algo andaba mal. Se distrajo colocando el sobre de té y añadiendo una cucharadita de miel de abejas, pero una sensación de incomodidad se atascó en su pecho, incitándola a encarar a Linda.

Before You Go © |+18| [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora