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No editado.

Siete meses de embarazo.

Emmet sentía que el nudo de su corbata estaba demasiado ajustado a pesar de que ya lo había soltado varias veces

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Emmet sentía que el nudo de su corbata estaba demasiado ajustado a pesar de que ya lo había soltado varias veces. Su respiración era acelerada y su corazón bombeaba con una fuerza que lo tendría asombrado si no estuviera concentrado en poder respirar la cantidad suficiente de oxígeno como para no perder la conciencia.

El juicio que determinaría quién se quedaría con la custodia completa de su hija estaba a unos minutos de iniciar y Emmet no encontraba la forma de calmarse. La corbata lo asfixiaba, el traje lo tenía muerto del calor y el asiento era demasiado incómodo para su gusto.

Podía escuchar el leve murmullo de las pocas personas que estaban en la sala, pero toda su atención se enfocó en Elena. La mujer vestía un conjunto blanco y unos tacones crema que la hacían lucir como un ángel cuando en realidad, para él, era todo lo contrario.

Emmet la fulminó con la mirada por varios minutos y no fue hasta que Mason apoyó una mano en su hombro que pudo despegar los ojos de la mujer que quería quitarle a su niña.

—No gastes tu energía en ella. Céntrate en tu testimonio, recuerda que una palabra de más puede costarnos la custodia, no puedes dejar que el odio te gane y digas algo que no debes —aconsejó su amigo en un susurro que lo trajo de vuelta a la realidad y le recordó lo crítica que era su situación.

Se obligó a cerrar los ojos, tomó una larga inspiración y giró la cabeza para observar a Sophie que estaba sentada a unos cuantos asientos detrás de él junto con Linda. Las dos mujeres hablaban rápidamente, Sophie no paraba de morder su labio inferior y Linda estaba tan pálida que a Emmet no le sorprendería si se desplomaba en cualquier instante.

La preocupación por el par de mujeres lo azotó de golpe y se apiló con el desasosiego que residía permanentemente en su pecho desde que se levantó aquella mañana. Se secó las palmas de las manos en el pantalón de su traje y juró que devolvería los contenidos de su estómago cuando el reloj de pared junto a la mesa del jurado marcó las dos en punto de la tarde.

Sin gastar un minuto más, la jueza dio inicio al debate de la custodia legal de Rebecca Park.

El tiempo pasó dolorosamente lento. A Emmet le zumbaban los oídos cada que Elena o su abogada intervenían. Quería gritarle al mundo que esa mujer era una mentirosa, daría lo que fuera por poder pararse y soltar a los cuatro vientos las palabras que tenía atascadas en la garganta, pero se contuvo.

Cuando fue su tiempo de hablar, pensó que se desmayaría, su visión se tornó borrosa por un segundo y su boca se negó a abrirse cuando intentó sacar las palabras que llevaba practicando varias semanas junto a Mason.

—Rebecca lleva toda su vida conmigo. Yo la cuidé desde que nació cuando su mamá... Estuvo indispuesta a cuidar de ella, yo tomé responsabilidad y así ha sido hasta el día de hoy —sus manos se cerraron en puños al recordar todas las madrugadas y noches en vela que pasó junto a su hija.

Before You Go © |+18| [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora