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Editado 27/04/2023

TW: menciones de acoso y violencia.

Después de que Christian le pegara por primera vez comenzaron las pesadillas. No eran más que una serie de cortos recuerdos de las veces que el hombre le gritó o la amenazó y nunca faltaba el brutal momento en que le propinó la primera abofeteada.

Con el tiempo se volvieron menos frecuentes, pero como era de esperarse, el ataque de Liam despertó aquellos recuerdos que creía olvidados.

Aunque estaba dormida, Sophie no paraba de removerse en la cama siendo presa de una de las temibles pesadillas que le robaron incontables horas de sueño en el pasado. Sus ojos estaban apretados y sus manos se agitaban en el aire recreando los movimientos que estaba visualizando en su sueño como si estuviera tratando de defenderse de alguien. De sus labios comenzaron a salir palabras ininteligibles cuyo tono denotaba angustia, sin embargo, un fuerte grito reemplazó las súplicas que clamaba en su mente cuando el sonido de cristal rompiéndose fue escuchado por todo el apartamento.

La rubia se despertó de golpe y por un segundo no sabía si lo había hecho del todo hasta que un segundo golpe fue escuchado desde su sala, seguido del ruido provocado por los trozos de cristal reventándose contra el suelo. Al percatarse de que no se trataba del macabro sueño sino de la realidad, Sophie se quedó petrificada con la mirada fija en el oscurecido pasillo que conducía a la sala.

Sus manos temblorosas buscaron el teléfono entre las sábanas aferrándose al material del aparato en cuanto logró encontrarlo debajo de la almohada. El silencio había vuelto a reinar en su hogar consiguiendo que la mujer se preguntara si quizás sólo estaba siendo paranoica, por lo que se obligó a levantarse de la cama para asomar la vista por el pasillo.

—Auch —siseó al sentir un leve ardor que le cursó la planta del pie en cuanto dio el primer paso sobre la madera que marcaba el inicio de la sala. De inmediato, su mirada se centró en el suelo.

Su labio inferior comenzó a temblar y sus ojos se inundaron de lágrimas cuando al bajar la mirada se encontró con varios trozos de lo que antes era su ventana desparramados por todo el lugar. Una corriente de aire entró por el nuevo orificio en su ventana haciendo que las cortinas se inflaran y ondearan, permitiendo que Sophie viera un atisbo de la punta de los zapatos que se asomaban detrás del material de las cortinas.

Su respiración se tornó irregular y el pánico se apoderó de su cuerpo haciéndola actuar de manera impulsiva. Sin pensarlo dos veces se volteó para tomar el jarrón de cristal que descansaba sobre la mesa de centro y salió a correr en dirección a su habitación justo cuando la figura que se cernía detrás de las cortinas comenzó a avanzar hacia ella.

Sophie corrió tan rápido como pudo, pero un fuerte agarre en su antebrazo la mandó para atrás logrando que sus ojos se enfocaran en el rostro del intruso, quien la observaba con una sonrisa macabra que le erizó la piel en el peor sentido posible.