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Editado 04/01/22

Becca saltaba y gritaba por todo el apartamento anunciándole a todos los vecinos acerca de su nuevo estatus como pianista. Sophie le daba el crédito al cerebro de la niña que parecía una esponja con lo rápido que lograba retener la información que había aprendido y gracias a ello le había dado la noticia de que podía comenzar a tocar piezas clásicas, comenzando por el mayor clásico de clásicos; Für Elise.

Como ya había terminado la hora de la clase, Sophie no se sorprendió al escuchar el timbre y se apresuró en abrirle la puerta a la señora Linda quien como siempre la abrazó con cariño y saludó a la niña que llegó emocionada a contarle de la canción que iba a tocar.

—Soph me dijo que se llama for eils y es una canción que tocan los adultos —dijo la niña y ambas mujeres rieron cuando Becca no logró pronunciar el nombre de la canción.

—¡Vaya! Eso quiere decir que ya eres toda una profesional —exclamó Linda agarrándole los cachetes a la niña.

Becca no tardó en llevar a su abuela hasta el piano para mostrarle las canciones que ya se sabía de memoria y Sophie logró ver cómo la señora se secó una lágrima de manera disimulada.

—Me ha encantado —le dijo su abuela a la nena en cuanto terminó de tocar y Sophie se sintió inmensamente feliz al presenciar aquel momento.

La rubia se comenzó a despedir de Becca, recordándole que la siguiente clase comenzaría con la canción, pero Linda la detuvo.

—De hecho, quería invitarte a mi casa a cenar. Te portaste muy bien conmigo en el hospital y quisiera agradecerte. Espero que tengas tiempo libre y nos puedas acompañar —ofreció la señora y Sophie se enterneció al escuchar las súplicas de Becca que se emocionó y no tardó en apoyar a su abuela en cuanto escucho acerca de la invitación.

—Somos una familia muy solitaria, el resto vive en Virginia. No sabes lo agradecida que me sentí cuando te vi en ese hospital. Fuiste como un ángel caído del cielo mi niña —prosiguió Linda y sólo bastó con eso para que Sophie accediera a la invitación.

Aunque ella no solía relacionarse con sus estudiantes como lo había hecho con Becca y mucho menos con los familiares como estaba haciéndolo con Linda, había algo especial en esa niña y en la señora Park que la hacía actuar de esa forma.

Las tres salieron al parqueadero y después de acomodar a Becca en la parte de atrás se encaminaron a la avenida principal.

—¿Te gusta la comida China?

Sophie apartó la vista de los autos en movimiento y observó a Linda con una sonrisa en la boca.

—Me encanta —dijo y pronto llegaron a un pequeño local de comida China.

Becca se había quedado dormida así que Sophie se quedó con ella mientras Linda fue a comprar la comida y la rubia observó a la pequeña niña mientras dormía recordando el día que se enfermó y como lo hacía de tanto en tanto, sintió unas enormes ganas de ser madre.