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Ver su ropa entremezclada con la suya y sus perfumes al lado de sus colonias era algo a lo que le costaría acostumbrarse. Había pasado apenas una semana desde que Sophie se mudó a su apartamento y aunque al comienzo se preocupó por la reacción de su hija, Rebecca la había recibido con entusiasmo; y desde que su hija estuviera a gusto, a él no le importaba nada.

El agudo sonido del timbre lo trajo de vuelta a la realidad, y se obligó a despegar la vista del antes vacante espacio en su closet que ahora era acaparado por prendas de todos los colores, para ir a abrirle a Elena. A Pesar de su discusión la última vez que se vieron, la madre de su hija había cumplido con todas las citas acordadas, y por fin Emmet comenzaba a convencerse de que sus intenciones no eran del todo malas, pues desde ese entonces ella parecía haber adaptado una distancia respetuosa entre los dos. Incluso lo había llamado para disculparse por su actitud y se excusó alegando que creía que lo suyo con Sophie no era algo en serio.

En su camino a la puerta, divisó la pequeña cabecita de su hija asomándose desde la puerta de su habitación mirándolo curiosamente.

—¿Es mamá? —Preguntó con timidez y Emmet asintió asegurándose de acariciar su cabecita cuando pasó por su lado.

La reacción de su hija fue instantánea, y antes de que pudiera parpadear su pequeña ya estaba corriendo a la puerta. La emoción de Becca al saber que su madre estaba de visita era el mayor indicio de que la mujer era buena con su hija, y últimamente estaba considerando dejar que se llevara a la niña una vez a la semana durante unas horas como ella le había pedido al comienzo.

—Hola, corazón —saludó Elena agachándose para quedar a la altura de la niña cuando Becca abrió la puerta y se lanzó en brazos de la mujer.

—Buenas tardes, Elena.

Emmet recostó la espalda contra el espaldar del sofá y se cruzó de brazos en tanto observaba la escena con una sonrisa suprimida danzando en sus labios.

—Hola, Emmet —correspondió la mujer mientras alzaba a la pequeña entre sus brazos para luego acomodarla sobre su cadera y adentrarse en el apartamento.

Juntos fueron a la sala dónde Becca no tardó en mostrarle a su mamá varias de las canciones que había aprendido a tocar en el piano en sus clases con Sophie. Emmet pudo notar el leve malestar en la expresión de Elena cada que Rebecca mencionaba a su profesora, y por un instante el hombre temió presenciar su reacción al enterarse de que Sophie vivía con ellos.

Abrió la boca listo para contarle acerca de su nueva compañera de hogar, pero tras considerarlo, prefirió no hacerlo en presencia de la niña, pues no sabía cómo reaccionaría y no quería arriesgarse a que su hija los viera peleando. En vez de eso, las dejó solas en la sala y se fue a la cocina a preparar algo de comer mientras esperaba la llegada de Sophie, quien había vuelto a su viejo apartamento a traer algunas cosas que se le habían quedado el día de la mudanza.

Before You Go © |+18| [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora