┇Pᴀʀᴀᴅɪsᴜᴍ 5 ◦ Nᴏsᴛᴀʟɢɪᴀ┇

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Tic

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Tic. Tac. Tic. Tac.

Era mediodía. Las quejas de los niños por los ruidos de sus estómagos cesaron cuando dije que prepararía un poco de fruta picada. Observé la cocina mientras picaba. La casa se veía oscura, limpia pero oscura. No había ventanas abiertas y lo único que traía vida a la casa eran las plantas de afuera.

Repartí en dos tazones equitativamente la fruta y los puse en la mesa para que coman. Cuando eres mamá, nunca eres solo tú, siempre vas a ser responsable de alguien más. En mi caso, de tres personitas.

—¿Cómo estás?—preguntó tomando un poco del té caliente que se sirvió.

—Estoy bien. Solo es un evento traumático más que añadiré a la lista—dije comiendo la manzana verde de entre mis dedos—. Te noquearon con diazepam.

—Sí me dijeron. Malditos hijos de...

—Levi, los niños—susurré fingiendo una sonrisa—. No quiero que tengan un lenguaje vulgar.

—Comprendo. Shadia, ¿por qué tardaste tanto?—Solté un suspiro, estaba esperando esa pregunta.

—Apenas tuve la oportunidad, vine. —De pronto, el sabor de la manzana se volvió agrio—. No todos los días salen barcos con destino a Paradis.

—Tú no sabías que ese barco venía hasta aquí.

—De hecho, sí. Fingí sorpresa—mentí. Titubee antes de acercar mi mano a la suya, esperando que no me rechace... pero lo hizo—. ¿Seguimos casados?

—Eso respóndeme tú.

—No. El plan salió perfecto. —Pasé mi mano por mi abdomen que crecía a un buen ritmo—. Quiero llamarlo Eryx.

—No sabes si es hombre. —Se inclinó para acercar su mano a mi vientre. Notaba la incomodidad en el ambiente—. ¿Puedo?

—Por supuesto, si es tuyo. —Solté una risa nerviosa, nuestras miradas se conectaron y mi corazón se enloqueció en su lugar—. Una mamá siempre sabe. Va a ser niño.

—¿Ya se mueve?—Dejó la taza en la mesa del centro y se arrodilló a mi lado para estar más cerca de mí. Sus orbes destellaban— Dicen que patean, como futbolistas. Quiero sentir eso.

—Todavía. Falta para eso. —Se veía tan interesado en el bebé—. Recuerdo que ellos dos peleaban en mi vientre los últimos meses. Como si fuera un ring de box. No me dejaban dormir. Pasaba todas las noches despierta. Lo bueno es que cuando nacieron tenían un muy buen horario de sueño.

—Espero que tú dejes dormir a tu mamá, Eryx. —Alzó la mirada y mi corazón se paró, quería besarlo porque extrañaba hacerlo. Sin embargo, no era el momento. Hacerlo sería tan contraproducente que los pequeños pasos que avancé podrían ser borrados tan fácilmente.

—Papá, ¿me ayudas?—preguntó Kore moviendo su pie de un lado al otro haciendo que las agujetas bailaran.

—Claro, girasol—dijo amarrando sus agujetas, Sunna me sonrió desde la mesa y siguió comiendo su mango.

Dɪsʀᴜᴘᴛɪᴠᴇ Cʜᴀɪɴs ✥ Lᴇᴠɪ AᴄᴋᴇʀᴍᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora